por Mar Gómez
de
Fluvium Website
Decía Chesterton en su libro Ortodoxia que los hombres, antes de
poder comerciar, tuvieron que asumir que hay lugares sagrados,
santuarios donde el respeto a los dioses impone la paz. Cuando dos
hombres o dos tribus asumieron que tal o
Esta estatua en
Urfá es la más antigua que se conoce de gran tamaño en el
mundo. |
Cuesta pensar
que aquí pudo estar el fértil Edén recordado en las leyendas
y en la Biblia. |
Estructuras
megalíticas de una cultura avanzada. |
Un jabalí y
otros animales - en Göbekli cazaban, no eran ganaderos |
cual lugar era sagrado y la
sangre allí no debía derramarse, pudieron empezar a utilizar ese
lugar, primero para adorar, y luego para comerciar. Las prosperidad
es fruto de la paz; la paz, fruto de la adoración y lo sagrado.
La idea de Chesterton era sugerente y ponía a la religión como motor
de progreso, dejando a los factores económicos un segundo lugar.
Faltaba una comprobación empírica.
Y algo así es lo que encontramos
recientemente en Tepe Göbekli, un antiquísimo santuario en Turquía
sudoriental, cuyo análisis publica ahora en un libro el arqueólogo
Klaus Schmidt, director de las excavaciones, que incluyen templos en
una época en que no había aún ni un sólo campesino sobre la tierra.
Un Edén hace once mil años
Aquellos hombres de Göbekli, hace 11.000 años (del 9.000 a.C, datado
por el carbono 14) eran cazadores y recolectores, aún no tenían
ciudades ni cultivos, pero ya habían edificado templos y santuarios.
Si recordamos que el famoso santuario de Stonehenge en Inglaterra
fue construido por culturas campesinas neolíticas (en tres fases,
entre el 3.000 aC y el 1.600 aC) podemos entender la antigüedad de
estos santuarios.
"Y el Señor plantó un jardín en Edén, mirando al Este, y puso al
hombre dentro".
Según los capítulos 2 y 3 de Génesis, en el Jardín
del Edén nacen 4 ríos. Dos de ellos son conocidos: el Éufrates y el
Tigris. Precisamente en el curso superior del Éufrates y el Tigris,
es donde se ha estipulado que tuvo origen la agricultura.
Fue en la región suavemente empinada que precede a las cordilleras
de Tauro y Zagros, en la zona fronteriza entre Irán, Irak y Turquía,
donde tuvo lugar esta revolución cultural hace unos 11.000 años. El
Homo sapiens, hasta entonces nómada y cazador, dejó a un lado las
armas de caza.
Los biólogos del Instituto Max Planck para la Investigación de
Cultivos de Colonia (Alemania) han localizado el lugar exacto
comparando la genética de 68 tipos de una planta, la escanda moderna,
localizando la planta originaria común, silvestre, que aún crece en
las laderas del volcán apagado de Karacadag.
Excavaciones en Siria y en Turquía demuestran que hacia el año 10000
a.C, los pueblos cazadores de la media luna fértil vivían en medio
de una naturaleza exuberante. Rebaños de hasta 100.000 gacelas (según
el paleozoólogo Joris Peters) pasaban por rutas fijas, muy fáciles
de cazar.
Los últimos hallazgos demuestran que en el año 12000
a.C. los nómadas ya erigían asentamientos permanentes (eran
depósitos para guardar carne que secaban y salaban allí).También
había campos de frutos silvestres que los hombres protegían de
animales.
La expulsión del Paraíso y el pan con sudor
Alrededor del 7.500 a.C., la caza se agotó. Obligados por el hambre,
los hombres se agruparon en pueblos (neolítico, ciudades) y dio
comienzo el duro trabajo de cultivar la tierra. Capturar ovejas y
cabras no era muy difícil, pero adaptarlos a reproducirse en
cautividad sí lo fue.
Los científicos han comparado esqueletos de cazadores de la primera
época con esqueletos de los pioneros campesinos. Los restos hablan
con claridad: los campesinos llevaban vidas más duras, enfermaban
más, morían antes. Los campesinos del antiquísimo pueblo de Nevali
Çori (8.500 aC) lo atestiguan: su esmalte dental era muy malo,
comían sobre todo guisantes y lentejas.
Precisamente aquí, en el montañoso norte de Mesopotamia, en la cuna
de los cereales, están las excavaciones del santuario de Göbekli
Tepe, un templo más antiguo que cualquier ciudad, más antiguo que la
agricultura misma, unas construcciones megalíticas hechas por
cazadores en una época dorada y olvidada... excepto por los ecos de
las leyendas de Oriente en la Biblia.
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¿Tendrá relación esta cultura nacida en la abundancia de caza y
pesca con el Jardín del Edén?
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¿Puede ser que los pueblos de Oriente
Medio guardasen memoria de aquella época en que se cazaba y
recolectaba y se adoraba a la divinidad que proveía generosamente?
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¿Puede ser que al acabarse la caza y llegar una época de agricultura
difícil, poco fructífera, de sedentarización triste, se recordase el
pasado en el paraíso?
Los restos arqueológicos
El lugar que despierta mayor asombro es una colina pelada cercana a
Urfa. Antaño se apiñaban en su cumbre varios templos. Por el momento
se han desenterrado cuatro y se han detectado otros 16. Han salido a
la luz una serie de pilares de piedra. Estaban decorados con grandes
imágenes en relieve de animales: serpientes, jabalíes, toros,
zorros, gacelas, garzas paradas sobre agua que estaba representada
por líneas onduladas.
Se hallaron asimismo una cantidad de pequeñas
plaquetas con signos incisos, de naturaleza geométrica y otros, que
aparentemente no cumplían otro propósito que portar esos signos.
Entre los escombros se divisa la estatua de un jabalí y una cabeza
humana de gran tamaño.
Klaus Schmidt, director de las excavaciones, cree que este lugar
alcanzará pronto fama mundial por lo impresionante de su antigüedad.
Como el Edén, aquí empezó todo. Y empezó, como apuntaba Chesteron,
con la adoración.
"Hasta ahora se pensaba que los únicos que habían construido templos
y asentamientos permanentes habían sido los campesinos sedentarios",
explica Klaus Schmidt, quien indica que para construir el santuario
hicieron falta de 300 a 500 canteros.
Recortaron de la cantera
estelas y postes totémicos. En el santuario no había ciudadanos,
sólo los sacerdotes. En los templos circulares ardían fogatas. Se
hacían sacrificios y se rezaba cuando en toda la Tierra aún no había
un campesino.
Eran los tiempos de clima suave y tierras verdes tras el deshielo.
El pueblo de Göbekli se organizaba en grupos de cientos de cazadores
que guiaban rebaños enteros de gacelas a trampas, cazando toneladas
de carne y pieles de una vez. Incluso inventaron un primer muesli
energético con cereales silvestres que cosechaban sin mucho
esfuerzo.
La memoria en las leyendas
Como en el Edén, en la cordillera de Tauro nacen más de una docena
de ríos. Allí está la ciudad de Urfá, con un lugar sagrado desde
siempre llamado "la gruta del nacimiento de Abraham". Allí ha
aparecido la estatua de gran tamaño más antigua del mundo. Mide casi
dos metros de alto y procede probablemente del décimo milenio antes
de Cristo.
Hoy Göbekli Tepe es una colina inmensa y polvorienta. El calor
impide excavar en verano y sólo se ha excavado el 5% del santuario.
Ahí espera su religión, sus estelas, sus esculturas. Los sumerios,
cuna de la civilización (la rueda, la escritura...) quizá procedían
de aquí antes de bajar a las zonas de barro y cultivos del Tigris y
el Éufrates.
Quizá al bajar para fundar sus ciudades de ladrillo de
barro, llevaron con ellos el recuerdo ancestral de una tierra de
gacela y grano silvestre, de un jardín que no había que trabajar, la
tierra del primer hombre y la primera mujer y la serpiente que causó
la expulsión.
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