JOHN BAINES
Dedicado a los buscadores sinceros de la verdad
y a todos los que anhelan liberarse del error, la ignorancia, la mentira y el dolor.
J. B.
Existen tantas opiniones y puntos de vista como individuos. Cada uno defiende “su verdad”, valiéndose para ello de diferentes argumentos. Sin embargo, más allá de las verdades, está LA VERDAD.
¿Qué es la verdad? La verdad es lo que es. Es el objeto en sí desprovisto de mirajes personales. Solamente se puede llegar a la verdad alcanzando la, facultad de percibir y razonar objetivamente, abandonando el antropocentrismo que conduce a la enunciación de semi-verdades. El mundo está lleno de semi-sabios. Los verdaderos sabios, al igual que la esfinge, callan, y sólo ocasionalmente levantan una punta del velo.
Este libro no pretende probar ninguna teoría especial ni difundir principios místicos ni religiosos de ninguna especie, como tampoco dogmatizar ni sentar polémica sobre ciencia o filosofía. Contiene solamente las enseñanzas de un rosacruz, quien ha comprobado personalmente todo lo que aquí dice, pero que no le interesa demostrarlo sino a aquéllos que tengan un genuino impulso de superación y elevación espiritual.
Está escrito con la autoridad del que sabe y conoce, en lenguaje sencillo, al alcance de todo el mundo. Está dirigido a todos los que tengan ojos para ver y oídos para escuchar, a los que no se conforman con los convencionalismos científicos, filosóficos y sociales, a los que se dan cuenta de que “algo no marcha bien” en la especie humana, a los que sufren y no pueden explicarse la razón de su dolor, a los que se sientan tocados en una cuerda íntima y sensible al leerlo, a los que quieren conocer la verdad de la vida en forma práctica y personal, a los que se sienten incomprendidos por el mundo y la gente, a los que tienen un ideal de un mundo mejor a través de la elevación espiritual del individuo, a los que aborrecen la injusticia, la miseria y la ignorancia, y a todos los que anhelan superarse espiritual y conceptualmente.
Este libro enseña algunos rudimentos de Ocultismo Rosacruz.
La genuina Orden Rosacruz, que existe como tal solamente en lo oculto, es la heredera y depositaria de una ciencia que permite lograr voluntariamente mutaciones en la bestia humana para transformarla en SER HUMANO CONSCIENTE Y RESPONSABLE DE SU VERDADERO PAPEL DE HIJO DE Dios.
Es la depositaria, del gran misterio de la dualidad humana, que es el siguiente:
LA RAZA HUMANA TIENE DOS DIFERENTES ORÍGENES, UNO TERRESTRE-ANIMAL Y OTRO EXTRATERRESTRE-HUMANO.
En tiempos remotos visitaron nuestro planeta hombres extraterrestres físicamente iguales a nosotros, pero extraordinariamente evolucionados. Estos hombres en su larguísima evolución habían llegado a una permanente incorporación en ellos mismos de muchos atributos de la divinidad, el Gran Arquitecto y Sublime Alquimista del Universo. Su conciencia había llegado a tan gran altura que para nosotros serían Dioses.
Estos seres dejaron descendencia en nuestro planeta, mezclándose insensiblemente al resto de la humanidad. Estos descendientes llevan en sus genes en estado latente las capacidades de aquellos seres. Los rosacruces son descendientes directos de esta raza superior, son los sacerdotes o depositarios de toda su ciencia. Otros descendientes no iniciados han constituido la flor y nata del mundo como genios, filósofos y reformadores, artistas, etcetera.
Estos “hijos de las estrellas” son los verdaderos y auténticos HOMBRES, en oposición a los ANIMALES HUMANIZADOS de origen terrestre.
Esta dualidad de la especie nos explica sus infinitas anomalías y contradicciones. Nos da mucho que pensar y nos explica el origen mítico de los Dioses que proviene de la más remota antigüedad, nos devela el misterio de JesuCristo, la historia de Caín y Abel, los niños prodigios, la percepción extrasensorial, etcétera.
La humanidad terrestre-animal siempre, ha temido, respetado y odiado a los que llegaron desde fuera. Instintivamente presiente algo extraño y desconocido en ellos, percibe en sus frentes la señal de la divinidad y los reconoce como superiores. Las grandes luchas de la humanidad nos muestran este conflicto entre el oscurantismo animal y la luz divina. El homo sapiens se debate entre dos sentimientos contradictorios con respecto a los extraterrestres: odio y amor. Generalmente los crucifica en vida para adorarlos después de muertos, con la misma insania del loco que ultima a su benefactor. Estos HOMBRES han luchado y luchan tenazmente por elevar el nivel humano, mientras que la bestia sedienta de sangre busca constantemente una víctima propiciatoria para saciar su furor y se ceba en un Jacobo de Molay, un Cristo, un Gandi o un Kennedy.
La Orden Rosacruz inicia a cualquier ciudadano de alta calidad moral y auténtico espíritu de superación EN EL GRAN MISTERIO DE LA TRANSFORMACIÓN DEL ANIMAL HUMANIZADO EN HOMBRE.
Su labor es secreta, ya que debe evitar el ataque de la bestia disfrazada de hombre.
Muy pocos se dan cuenta del verdadero objetivo de la vida, de lo que realmente vale la pena, y qué es conocerse y encontrarse a sí mismo para poder un día contemplarse cara a cara y decir: “éste soy yo”.
El ser humano busca la verdad a través de complicadas teorías, y se empapa de toneladas y toneladas de conocimientos, con lo cual logra solamente cubrirse de un barniz de cultura y educación, permaneciendo dentro de su alma tan animal como el hombre de las cavernas. No se da cuenta de que el único lugar donde puede encontrarlo todo es en el interior de sí mismo. Ignora que las, verdades y los secretos más grandes de la vida se encuentran en las cosas más sencillas, jamás en lo complicado, tortuoso y refinado. No se da cuenta de que hay más ciencia, más humanidad, verdad y belleza en una sola lágrima humana que en todas las Universidades del mundo.
Solamente el que se conoce a sí mismo puede llegar a un gradual distanciamiento del animal.
La ciencia rosacruz se ha conocido en su vulgar, fragmentaria y mínima expresión con el nombre de Ocultismo.
Los que sonríen escépticamente ante la palabra Ocultismo, ignoran que solamente ha trascendido al vulgo una pequeña parte de su aspecto exotérico. El verdadero conocimiento se encuentra en su lado esotérico, que jamás se ha develado al mundo, y al cual sólo se tiene acceso a través de la real iniciación rosacruz.
Este libro puede ser para muchos la puerta de entrada a una nueva vida, infinitamente más elevada y más humana.
Evangelio de San Mateo capítulo 7, números 13 y 14:
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a perdición, y muchos son los que entran por ella.”
“Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
JOHN BAINES
En los últimos años el avance de la ciencia y de la técnica ha sido fabuloso. Nuevos y revolucionarios conceptos han surgido en todos los campos de la actividad humana. Hoy día se sabe más que nunca sobre física, química, cirugía, enfermedades, etc. No está lejano el momento en que el ser humano se traslade físicamente a otros planetas.
Y sin embargo, en el individuo mismo nada ha cambiado. Su cerebro funciona igual que dos mil años antes de Cristo, sus temores, oDios, pasiones e inquietudes son las mismas. La conquista del mundo exterior ha sido fructífera, pero la conquista del mundo interno ha sido nula. Se sabe mucho sobre los secretos de la materia y la energía, pero nada sobre la mente ni sobre la fuerza que mantiene la vida. Muy pocos pueden decir con certeza: “yo me conozco a mí mismo”.
Sin embargo, esto no parece preocupar mucho a la gran masa humana ensoberbecida ante el aparente poder del hombre sobre la Naturaleza.
Solamente la enfermedad, la desgracia y la muerte vienen ocasionalmente a enseñarle humildad, y el hombre que en medio de su soberbia se cree amo y señor del Universo agacha la cabeza tan abrumado e impotente como el hombre primitivo ante la furia de los elementos.
Solamente en esos momentos medita en la vida y se interroga a sí mismo: “¿Qué es la vida?”, “¿Por qué Dios es tan injusto?”, “¿Quién soy yo?”, “¿De dónde vengo?”, “¿A dónde voy?”, “¿Por qué todos tenemos que morir?”, “¿Acaso no existe la felicidad?”.
Algunos, demasiado materialistas, o demasiado perezosos para pensar, se conforman atribuyendo todo a la casualidad.
Las religiones tratan por todos los meDios posibles de brindar consuelo a través de diferentes dogmas a los cuales se les atribuye origen divino. Sin embargo, las leyes científicas son implacablemente lógicas y poderosas, resultando difícil conciliarlas con dogmas religiosos que apelan solamente a la fe.
Íntimamente el individuo vive desorientado y atemorizado ante el mañana. A fin de paliar el desconcierto y la angustia que le produce la visión de un mundo aparentemente caótico, injusto y sujeto a la causalidad, se rodea de progresos materiales, lujos y diversiones. A través de la vida social, las fiestas y las amistades procura olvidar su vacío espiritual y cerrar sus ojos ante el terrible espectáculo de la vida.
En medio de este caos existe una Sociedad Secreta que mantiene desde hace mil años, en toda su pureza original, una ciencia que permite al individuo el acceso a un nuevo y más elevado estado de conciencia, en el cual logra conocerse a sí mismo, conocer el misterio de la vida y la verdad, y actualizar sus capacidades mentales latentes. Esta sociedad secreta es la ORDEN ROSACRUZ HERMÉTICA. Esta fraternidad conserva en sus archivos ocultos una ciencia que proviene de la más remota antigüedad y que fue comunicada a los seres humanos por visitantes extraterrestres. Esta ciencia es el Ocultismo, cuyas verdaderas enseñanzas se mantienen secretas, habiendo trascendido al vulgo solamente interpretaciones personales de individuos que han llegado a vislumbrar una pequeña parte del secreto. Estos conocimientos se han mantenido ocultos debido a que solamente pueden tener acceso a ellos las personas que estén dispuestas seriamente a entregarse de lleno a este estudio, y que tengan cierto grado de evolución espiritual. Sucede con esto exactamente lo mismo que con la ley que reserva ciertos derechos sólo para los mayores de 21 años.
Existe el equivocado concepto de que el ser humano es un organismo inteligente plena y totalmente logrado. Sin embargo, está solamente en el umbral de su desarrollo mental. En todos los tiempos han existido hombres que han logrado un desarrollo más completo que los demás, iluminados e inspirados por la ciencia rosacruz, que en otros tiempos tuvo su centro de acción en Egipto, siendo allí su iniciador Hermes Trismegisto.
Algunos de estos hombres se han llamado Pitágoras, Sócrates, Platón, Jesús, Orfeo, Dante, Descartes, Franklin, Edison, Newton, Bacon, y un sinnúmero de otros que han integrado una verdadera aristocracia del espíritu, infinitamente más importante que la aristocracia social o financiera.
Los rosacruces aparecen y desaparecen en forma alternativa en la historia de la humanidad, de acuerdo con ciertos ciclos prefijados. Se hicieron especialmente conocidos entre los siglos quince a diez y siete, ganando fama de magos, sabios y alquimistas, desapareciendo poco después para laborar en secreto por el bienestar de la humanidad, manteniendo solamente algunas avanzadas que brindan íntegramente la ciencia rosacruz a aquéllos cuyo estado de conciencia los hace acreedores a ser instruidos.
Desafortunadamente algunos individuos que sólo han tenido un efímero contacto con un auténtico rosacruz han fundado instituciones con fines puramente comerciales a las cuales han titulado Rosacruces. Estos usurpadores han pretendido probar su legitimidad con legajos de documentos en los cuales se les reconocería supuestamente como “los únicos y verdaderos Rosacruces”. Han olvidado sin embargo, que por tradición, el verdadero rosacruz nunca se da a conocer por documentos, signos ni palabras, sino que por sus conocimientos y acciones, por su manera de ser, por su manera de hablar y de actuar. A pesar de que estas supuestas organizaciones rosacruces no tienen ningún contacto con aquellos auténticos rosacruces del siglo quince han cumplido un papel útil al despertar el interés del vulgo por estos estuDios.
Tal como existe en el campo educacional la enseñanza primaria, secundaria y universitaria, también en estos estuDios existe una progresión comparativamente igual. Solamente en una organización en la cual se inicie al individuo en forma real y no simbólica se encontrará la más elevada enseñanza. “Muchos serán los llamados y pocos los elegidos” cobra aquí especial significado. Muchos han buscado la luz del ocultismo en diversas y disímiles organizaciones, pero muy pocos han encontrado la verdadera institución donde realmente estén la luz y la verdad, ya que solamente el que sea guiado por su propio espíritu podrá encontrarla.
A pesar de la abundancia de centros educacionales, en ninguna parte del mundo, en ningún colegio, en ninguna Universidad se le enseña al individuo a vivir. Son raros los que pueden afirmar con toda propiedad que saben vivir ya que no es la inteligencia ni la cultura ni los títulos los que enseñan al individuo este arte. Paradójicamente hay veces en que los más cultos en apariencia son los más ignorantes, ya que la más terrible ignorancia es la ignorancia de sí mismo, la ignorancia del misterio de la vida, la ignorancia del arcano de Nuestro Padre o Creador a quien llamamos Dios. La ignorancia del misterio de la muerte, la ignorancia del amor, de la bondad, la belleza y la verdadera sabiduría, la ignorancia de la fraternidad y de la unión entre todos los pueblos del mundo.
Vivimos en una época en que a pesar del gran número de cristianos que existen en el mundo se pisotea diariamente la enseñanza de Cristo “amaos los unos a los otros”. Domina la ley del más fuerte y el más brutal egoísmo se ha convertido en escudo y divisa del hombre, cuyo más grande anhelo es ganar mucho dinero para disfrutar del poder que da la riqueza.
Sólo ante la perspectiva de la muerte renace la idea de Dios, amor, espíritu.
Existe una desesperada búsqueda de la felicidad a través de los placeres materiales que estimulan fuertemente los sentidos y que brindan una especie de euforia sensual. A pesar del dominio que la ciencia ha alcanzado sobre la materia, el individuo ha derivado hacia una actitud diametralmente opuesta: se ha convertido en esclavo de sus posesiones materiales. ¿Cuántos hay que trabajan, arduamente para mantener un lujoso automóvil, por ejemplo? ¿Cuántos los que pierden su decencia y humana dignidad al envilecerse por el oro, al embriagarse o al lucrar con la desgracia ajena?
Aquél que vive aferrado a los placeres materiales disfruta de una euforia sensual que lo incapacita para ver hasta qué punto ha perdido su calidad hominal. Los objetos materiales hipnotizan y devoran igual que la boa que fascina a un pajarillo para después engullirlo.
Sin embargo, en esta era de tremendo materialismo existen seres privilegiados que ansían conocer los misterios de la vida, vencer al destino, promover el amor y la fraternidad entre los seres humanos, liberar al mundo del mal, modelar el propio carácter para superar los vicios, complejos, debilidades, etc. Hay muchos, que por haber sufrido demasiado o haber nacido despiertos o conscientes buscan desesperadamente la luz del conocimiento que los pueda llevar a encontrarse a sí mismos para realizar todo lo que desean en la vida.
Algunos quieren explicarse por qué los persigue la “mala suerte”; otros no han logrado la felicidad en el amor
o no pueden triunfar en la vida porque tienen complejos de timidez o poca personalidad. Hay quienes sufren de incurables enfermedades nerviosas, mentales o de otro género y que pueden aprender a vencerlas o a paliar sus efectos por medio del correcto uso de la mente. Los incomprendidos por sus familiares, los huérfanos de amor, los que sufren de abandono espiritual, tristeza o decepción, pueden liberarse y vencer.
Quienes tengan problemas de cualquier clase, por terribles que éstos parezcan, no desesperen. El ocultismo es la ciencia máxima y sagrada que enseña a vivir sabiamente por medio del correcto empleo de las fuerzas de la naturaleza.
El ocultismo es el estudio del hombre y de las leyes de la naturaleza, y de la forma como éstas actúan e influyen en el ser humano. Se le llama ocultismo porque es justamente una ciencia que está oculta a la humanidad pasional, egoísta, vengativa y esclava de sus deseos materiales.
La palabra ocultismo provoca inmediatamente una reacción negativa de parte del que la escucha, ya que ocultismo ha pasado a constituir un sinónimo de “magia”, “brujería”, “demonología”, “satanismo”, etc. Ha contribuido poderosamente a formar esta idea la fantástica y abundante literatura que existe sobre este tema, englobada bajo la calificación de “ciencias ocultas”. Estos libros han sido escritos en su mayor parte por individuos vanidosos que jamás llegaron a tener contacto con el verdadero y sagrado ocultismo, y que solamente han estudiado fragmentos de su parte esotérica a través de otros libros igualmente fantásticos e irreales. Charlatanería y Ocultismo se han convertido en algo similar. Los pseudoocultistas bajo una careta de grandilocuencia y teatralidad se han arrogado mágicos poderes, dicen ser clarividentes y conservar el recuerdo de sus vidas pasadas o encarnaciones anteriores, identificándose generalmente con algún personaje famoso de la antigüedad.
Gran difusión han alcanzado igualmente algunos fenómenos ocultos presenciados por europeos en la India y el Tíbet, por lo cual todos los interesados por las ciencias ocultas vuelven con ingenuidad sus ojos hacia estos países esperando encontrar allí lo que no hallaron en su país natal. Ingenuamente piensan que se puede vivir doce horas al día, desdoblado, observándose el ombligo o meditando, y piensan que ésta es la más perfecta condición a la cual puede aspirar el ser humano. No se dan cuenta de que la complicada gimnasia llamada Yoga, por ejemplo, no es más que un medio de alcanzar un fin, que el occidental puede alcanzar mucho más fácilmente por otros meDios más de acuerdo con su condición de fuerza, actividad y pujanza, para no caer así en la pasividad y apatía hindú. Existe notable diferencia entre la constitución oriental y occidental, de modo que es altamente inconveniente el empleo entre occidentales de prácticas hindúes que pueden llevarlo a la desintegración de su personalidad.
Existen en la actualidad muchas organizaciones de carácter filosófico que hacen mucho bien, pero que están lejos de llevar al aspirante a la verdadera comunión con Isis, el conocimiento de los arcanos de la naturaleza. De mil escuelas ocultas habrá probablemente una donde el aspirante encontrará la luz del verdadero conocimiento y recibirá la verdadera y real iniciación. Las restantes serán solamente centros de estudio donde se proporciona información teórica, pero no conocimiento, y menos sabiduría.
El objetivo primordial del ocultismo es la liberación del ser humano. La liberación de la ignorancia, del dolor, de la bestialidad, de la mentira, del destino y de la muerte, a fin de llegar algún día a cambiar el mundo y crear un nuevo mundo de hombres conscientes y totalmente responsables de su calidad humana.
Muchos emprenden este camino de superación poseídos de gran entusiasmo, pero creen que basta hacer tres o cuatro oraciones, meditaciones o conjuros para recibir por gracia divina todos los poderes y conocimientos. Es necesario ser realista, ya que todo cuesta en la vida. El ocultismo es una ciencia que es preciso estudiar y practicar con gran dedicación y tenacidad, ya que es un estudio que involucro nada menos que la comprensión y conocimiento de Dios, del hombre y de la vida. Una gran mayoría se desanima porque estudian uno o dos años y en este corto tiempo quieren alcanzarlo todo.
El que llegó a titularse de médico tuvo que estudiar para ello aproximadamente veinte años de su vida, y sin embargo algunos quieren desentrañar el misterio de la vida en dos o tres años. Sólo a costa de una tenacidad sin límite y de un valor y confianza en sí mismo a toda prueba se llega a las grandes realizaciones. Indudablemente aquéllos que buscan solamente cambiar su carácter, fortalecer su personalidad o alcanzar cualquier logro material, no necesitarán esforzarse tanto como los que desean lograr una unión con su propio espíritu.
Los que estudien por curiosidad perderán su tiempo lamentablemente y corren el peligro de desequilibrar sus vidas, ya que el contacto con el fuego de la verdad puede quemar a quienes no hayan depurado su alma del egoísmo y las pasiones humanas.
Diferentes sectas y escuelas estudian y utilizan algunos aspectos del ocultismo, generalmente bajo otro nombre. De esto dan ejemplo la masonería, el martinismo, el yoga, y absolutamente todas las religiones. Cualquier persona que conozca algo de ocultismo se dará cuenta de que las instituciones religiosas son verdaderas sociedades secretas y asimismo que cada religión ha tomado en sus ritos diversos símbolos de fraternidades ocultas de la antigüedad. Veamos un ejemplo en la religión católica: Isis se transformó en la virgen María, la cruz ansada en la cruz católica, el bastón de Anubis en el báculo de los obispos, las ceremonias de invocación ritual, en la misa, etcétera.
Estos movimientos solamente poseen una pequeña parte de esta ciencia, conocimiento que generalmente emplean en su propio y exclusivo beneficio. Tal es el caso de algunas religiones que utilizan a sus adeptos como ovejas manteniéndolos en la ignorancia del verdadero significado del culto. Cuando alguno de los fieles pregunta por el significado de los símbolos y rituales, los sacerdotes se limitan a decirle que éstos son “misterios”.
En un nivel mucho más elevado está la masonería, cuya filosofía y simbología son netamente rosacruces. Esta gran institución digna del más profundo respeto ha cooperado en gran medida a la realización de los ideales rosacruces de libertad, igualdad y fraternidad. Desafortunadamente la masonería ha perdido en gran parte las claves de la ciencia hermética, otorgando en el presente una iniciación puramente simbólica.
En el antiguo Egipto el estudio del ocultismo era privilegio de sacerdotes y faraones. Es allí precisamente donde aparece Hermes Trismegisto, considerado el padre del ocultismo moderno, quien sintetizó la sabiduría rosacruz en siete principios, llamados los siete principios herméticos, que son la base del ocultismo y clave de todos los fenómenos. Éstos son: mente, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, generación.
Mente: “todo es mente” (todo es energía) “El universo es mental”.
Correspondencia: “como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”.
Vibración: “nada está inmóvil; todo vibra”.
Polaridad: “todo es doble, todo tiene su par de opuestos, los extremos se tocan”.
Ritmo: “todo existe en un flujo y reflujo, una acción y una reacción, un avance y un retroceso”.
Causa y efecto: “nada ocurre casualmente; todo sucede de acuerdo con una ley”.
Generación: “la generación se manifiesta en todo; todo tiene un masculino y un femenino”.
El estudio detallado de estos principios es una verdadera llave maestra que abre las puertas de todos los conocimientos.
La Naturaleza oculta en su seno los secretos más grandes de la vida, y aquél que siguiendo las enseñanzas de Cristo “se vuelve como un niño” puede leer en ella como en un libro abierto.
Los requisitos para hacerse merecedor a la enseñanza de esta ciencia son: tener un ideal impersonal en beneficio de la Humanidad; practicar el amor, la fraternidad y la igualdad para con todos los seres humanos sin distinción de clase, raza o color, y desear fuertemente la superación moral y espiritual y el dominio sobre las pasiones.
Si tú quieres superarte escucha atentamente la voz de las enseñanzas ocultas:
“Nada te será negado si comprendes, practicas y realizas la ciencia divina del verdadero ocultismo que permite al hombre identificarse conscientemente con el principio divino que lleva dentro de sí mismo.”
Este libro pretende ser solamente un pequeño rayo de luz en la oscuridad del mundo, un rayo que indique el camino a quienes deseen encontrar la luz de la verdad de su propio espíritu. “Conócete a ti mismo” debe ser nuestro lema y pórtico de entrada al templo de la sabiduría.
El Homo Sapiens, criatura versátil, contradictoria y pasional, aúna en sí mismo las más disímiles y variadas tendencias. Ora se eleva a las cumbres más excelsas de la bondad, el amor y el sacrificio, o se degrada en las cimas más profundas de la animalidad y el mal. El ser humano es hombre y animal al mismo tiempo y entre estas dos tendencias, la bestial y la divina, el yo se debate en una permanente y continua fluctuación.
Esta dualidad nos obliga a establecer una nueva escala de clasificación humana más allá de la inteligencia, títulos, poder político o riquezas. Esta clasificación se refiere al mayor o menor distanciamiento de la condición animal. La inteligencia no nos dice nada sobre la calidad humana de un individuo, como tampoco su nivel social, cultural o financiero. Un hombre de ciencia, un noble, un político brillante pueden estar más cerca del animal que un labriego ignorante. ¿Qué es aquello que marca esta diferencia de grado humano? Es la conciencia. Mientras más consciente sea un individuo más distanciado estará del animal y viceversa. Este nivel consciente está determinado por la capacidad de un hombre de existir y actuar libre de automatismos psíquicos. La mente sólo trabaja correctamente cuando funciona libre de perturbaciones emocionales, compulsiones instintivas y de todo aquello que distorsiona y empaña el pensamiento.
Podríamos decir que es consciente aquél cuyo yo es el rector de la mente. Es posible encontrar un hombre inteligente pero inconsciente, ya que inteligencia y conciencia son diferentes cosas.
Los fenómenos físicos pueden medirse, clasificarse y evaluarse y llegar por este medio a la enunciación de ciertas leyes. Con los fenómenos mentales no ha ocurrido lo mismo, ya que solamente conocemos una pequeña parte de la mente que es aquélla que cae bajo la denominación de “consciente". En cuanto al subconsciente estamos casi totalmente en las tinieblas. Es sabido que la mente subconsciente es crédula y maleable careciendo de la capacidad de juicio. ¿Y quién puede establecer cuándo un individuo está pensando subconscientemente o conscientemente? Es obvio suponer que si en un razonamiento ha intervenido fuertemente el estado onírico o subconsciente del individuo esta evaluación carecerá de solidez. La ignorancia de los exactos procesos mentales nos hace dudar de su eficiencia y reconocer que la percepción puede ser gravemente dañada a causa de factores desconocidos. Supongamos que alguien afirmara que todos los seres humanos somos y hemos sido siempre dementes: ¿Qué meDios concretos tendríamos para refutar esto? ¿Qué puntos de referencia? ¿Acaso no es posible que la condición mental humana sea imperfecta? ¿Que la mente haya perdido o carezca de ciertas cualidades esenciales para un completo y perfecto funcionamiento? Si así fuera salta a la vista la dificultad de estudiar y comprobar este fenómeno, ya que solamente ello podría hacerse adquiriendo primero aquellas cualidades que faltaren.
La filosofía rosacruz afirma que la mente humana tiene atrofiadas ciertas capacidades esenciales susceptibles de ser adquiridas a través de las prácticas rosacruces. Esto nos explicaría y justificaría ampliamente la inmensa gama de anomalías que exhibe la conducta humana.
Los genuinos rosacruces son herederos directos de visitantes extraterrestres extraordinariamente evolucionados que les enseñaron el desarrollo total de la mente. Los pseudo rosacruces son los que estudian y preconizan ciertas disciplinas para fortalecer la voluntad, educar el carácter y para realizar ciertos fenómenos de percepción extrasensorial. Sin embargo, después de todas aquellas prácticas siguen careciendo de las cualidades que considerábamos atrofiadas en la mente humana.
A pesar de todo, en el hombre se oculta el misterio de los misterios por ser el hijo de Dios y semejante a él en esencia.
Es un Dios encadenado que lleva dentro de sí el poder y la sabiduría divina, pero que no los puede ni sabe usar por vivir atado a la materia. Es esclavo de todas las sensaciones, ya sean placenteras o desagradables, que le llegan a través de sus sentidos.
El afán de comodidades, la avaricia, la gula, la soberbia, la codicia, la vanidad y mil diferentes estados pasionales son los que gobiernan, como dueño y señor, este microcosmo que llamamos hombre.
El yo, que debería ser el amo, se ve desplazado por diferentes deseos, estados anímicos e instintivos que se apoderan de la dirección de esta compleja maquinaria que es el cuerpo, vehículo del espíritu. El hombre no tiene un yo único, tiene miles de diferentes yoes que se van sucediendo dentro de él como en un caleidoscopio que cambia constantemente su diseño. Cada uno de estos yoes usurpa el trono o cetro que le corresponde al legítimo y verdadero yo. Este yo divino es cual rey constantemente destronado y prisionero de sus súbditos.
Quien haya sentido una especie de dolor interno de estar vivo, ha captado en ese momento el sufrimiento del yo al verse continuamente desplazado de su condición de rector de este microcosmo. Podemos comparar al hombre con una mansión llena de sirvientes que esperan infructuosamente a un amo que nunca llega. Cada uno de estos sirvientes pretende usurparlo hasta que a su vez es desplazado por otro más fuerte que él, que a su debido tiempo será también expulsado.
Éste es el terrible vacío o hastío de la vida que es tan común en nuestro tiempo. Es el yo que sufre intensamente y no desea continuar viviendo en tan adversas condiciones. Si esta situación se prolonga por demasiado tiempo el yo o espíritu puede llegar a abandonar el cuerpo transformándose este individuo en un muerto vivo, ya que solamente quedan los principios animales o instintivos manteniendo la vida en el cuerpo. El hombre, contrariamente a lo que se cree, no tiene ninguno de aquellos atributos que llamamos conciencia, personalidad, libertad, libre albedrío y voluntad, ya que todas sus decisiones son producto de automatismos o de influencias externas. La vida transcurre para él en un estado crepuscular de sopor causado por su continuo cambio de yoes. Conocemos ampliamente el hipnotismo, pero jamás hemos pensado que éste pudiera ser practicado en forma colectiva y simultánea sobre la humanidad por fuerzas planetarias que buscan su propio beneficio a expensas de la autodeterminación humana. Estas fuerzas planetarias tratan de mantener a la humanidad dormida para que no vea nunca la verdad y la realidad. Desde su nacimiento hasta su muerte el individuo vive en el más profundo de los sueños, y todo lo que le sucede “lo sueña”. Cree estar despierto; está solamente soñando. Cree ser libre; está soñando con su libertad. Cree tener voluntad propia y solamente sueña.
La conciencia no existe para el hombre vulgar, ya que es una máquina perfecta, total y completa. Solamente al darse cuenta de su estado maquinal se abre para él la posibilidad de llegar a obtener libertad, voluntad y conciencia. El hombre nada hace por propia iniciativa, todo “le sucede” simplemente, tal como llueve, sale el sol y sopla el viento o hay calma. Reacciona ante cualquier situación exactamente como una máquina que al recibir un estímulo inicial realiza un trabajo conocido y delineado de antemano.
Lo que dicta en todo momento las reacciones del sujeto es la grabación de impresiones, experiencias y conocimientos que lleva en sus células cerebrales, y que constituye una especie de cinta magnetofónica que gobernara su conducta. Esta grabación ha sido realizada por influencias externas al individuo, de manera que su personalidad que es el conjunto de grabaciones celulares viene a constituir algo así como una proyección de los valores de la sociedad.
Cada individuo es un verdadero androide construido por sus padres, las circunstancias, el medio ambiente, la educación y la influencia de otras mentes. Este androide, como buen robot, sólo podrá actuar combinando aquellos datos o circuitos que le han sido implantados por estas influencias externas. Su yo queda totalmente obliterado e impedido de actuar en medio de esta maraña de circuitos. Sus reacciones serán por lo tanto dictadas por otras mentes y por fuerzas extrañas a él mismo. ¿Puede entonces considerarse libre y con voluntad propia? Podríamos decir que el niño es como un disco o cinta magnética en blanco que va grabando o recogiendo todas las impresiones, conocimientos, emociones y deseos que experimenta. La calidad de esta grabación marca su futuro destino, ya que podrá utilizar solamente aquello que lleva grabado en su mente. Todo lo analizará de acuerdo con esta escala de valores y por ello estará imposibilitado de conocer la verdad. Todas las desgracias y problemas humanos provienen de una desafortunada grabación mental. El ocultismo enseña a cambiar esto, comenzando por borrar gradualmente todo lo negativo de esta cinta para reemplazarlo después por una grabación positiva. El psiquiatra no logra penetrar a suficiente profundidad en la psiquis del individuo, porque desconoce los arcanos de la mente. Solamente operando en los estratos más profundos del subconsciente se logra sacar a luz con toda claridad experiencias de la primera infancia y aun impresiones recibidas en el vientre materno. El ocultismo conoce los meDios para lograr una completa penetración psíquica y cambiar totalmente el destino y la vida de un individuo produciendo una verdadera “mutación”. Desde luego que en un libro de pública difusión no puede revelarse este método, ya que en malas manos sería un arma temible. Solamente puede decirse que mediante el adecuado manejo de ciertas fuerzas es posible provocar una completa apertura del subconsciente, tal como si alguien abriera una naranja para observar lo que hay en su interior.
Existe una gran confusión con respecto a lo que es alma y espíritu. Generalmente se les identifica. Veamos lo que dice la filosofía rosacruz al respecto.
El hombre es un espíritu que habita en un cuerpo y que tiene un alma. Espíritu se es, alma se tiene. El espíritu es la parte divina, inmortal y eterna, la chispa divina o emanación de Dios que portamos en lo más profundo de nuestro ser. Ésta es la fuerza de Dios, la luz eterna e inextinguible que nos ilumina en los momentos cruciales de nuestra vida. Podríamos comparar a Dios con una gran masa de agua, que al girar vertiginosamente hubiera desprendido millones de chispas o gotas de agua. Cada una de estas gotas equivale al espíritu de un hombre. Por lo tanto el hombre es un espíritu encarnado en un cuerpo.
El alma es la parte animal inteligente, o sea, lo que llamamos personalidad, que se forma gradualmente como producto de la unión espíritu-cuerpo. Cuando un sujeto tiene pena o sufre un estado de profunda tristeza, generalmente es el alma la que está sintiendo esto. En cambio, cuando alguien dice: “yo soy el que soy” es el espíritu el que se está manifestando.
La meta máxima consiste en realizar el maridaje entre alma y espíritu, para lo cual es necesario cultivar el alma dándole conciencia e inteligencia. Es como un animalito o niño pequeño al cual debemos imponer nuestra voluntad para enseñarle a obedecernos en todo momento, y no ser nosotros los que obedezcamos a la parte animal.
Cuando el alma adquiere conciencia e inteligencia podemos actuar a voluntad con las fuerzas de la naturaleza.
La ley de correspondencia dice: “como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”. Aplicándola a este caso particular, podemos afirmar que todo lo que está dentro de nosotros está también fuera y, por lo tanto, aquél que conquiste su naturaleza interna alcanzará también el dominio de la externa.
La alquimia, arte tradicional del ocultismo, enseña a transmutar los metales viles en oro. En el aspecto espiritual esto simboliza la transmutación de las bajas pasiones en virtudes. El alma que se desprende de la escoria de los sentimientos y pasiones desenfrenadas es cual refulgente escudo de oro que acoraza al individuo en contra del mal y la miseria humana.
Como una manifestación del alma podemos apreciar el sello característico que el alma colectiva familiar imprime en todos sus integrantes. Sus facciones no solamente llevan un parecido físico, sino que también algo que llamamos “aire de familia”, algo que se siente en el ambiente al tratar a alguno de ellos. Esta alma colectiva puede convertirse en algunos casos en un verdadero tirano egoísta y pasional que trae desgracia y miseria a los integrantes de este núcleo. Si existe armonía y perfecta unión puede brindarles prosperidad, protección, riqueza y felicidad.
En el aspecto colectivo es interesante observar el alma de un país. Todos sus habitantes tienen una iDiosincrasia similar, una manera de ser especial que no nace de la vida conjunta. Todos los extranjeros que llega son rápidamente tomados por esta fuerza colectiva y adoptan con presteza el aire regional hasta llegar a simular nativos. En esta alma colectiva gravitan todas las emociones, instintos, pensamientos y pasiones del pueblo, y es a causa de esto que para poder triunfar en cualquier sentido, para superar la mediocridad, es necesario elevarse por sobre la vibración de esta alma colectiva, sometiéndose a una férrea disciplina personal.
Así como el ser humano tiene alma, también la tienen los animales, las plantas y aun los minerales, ya que la vida está en todo. Tal como afirma el principio hermético de vibración “nada está inmóvil, todo vibra”.
Al hablar del alma debemos considerar el corazón, centro de la vida anímica y emocional. Grandes loas se han elevado en su homenaje y se considera algo muy acertado actuar según sus dictados. La verdad es que el corazón, mientras no ha sido educado debidamente, es el gran enemigo del ser humano ya que lo empuja constantemente a cometer errores. El corazón es como el alma de un niño, capta inmediatamente cualquier vibración o fuerza que tenga la virtud de impresionarlo e impulsa al individuo a cometer actos de los cuales tendrá que arrepentirse posteriormente. El mundo invisible que nos rodea es un receptáculo donde vibran buenos y malos sentimientos que son captados y tomados como propios por el corazón en momentos de expansión. Posteriormente la mente sufre grave perturbación a causa de estos estados emocionales. Podemos así observar que tanto el amor como el odio son ciegos. Un hombre enamorado lo perderá y sacrificará todo por la mujer a quien ama. El que odia lleva en sí el germen de su propia destrucción.
El amor debe ser guiado en todo momento por la razón, a fin de que sea una fuerza positiva para el individuo. De lo contrario es una fuerza tan ciega como el odio. Desde luego, es infinitamente mejor un hombre que ame a otro, que odie, pero es necesario saber amar. Amar impersonalmente sin egoísmo. ¡Qué pocos conocen el verdadero amor! Una mujer se enamora y cree con esto que ella ama. Generalmente el supuesto amor es un engaño del corazón. Es una embriaguez de magnetismo psíquico que produce una especial euforia a la cual han llamado amor. Cuando se satisface el deseo de posesión y pasa la embriaguez se termina este falso amor. Ésta es la causa común de los fracasos matrimoniales. Una pareja se casa muy enamorada y descubre después de un tiempo que sólo los une el hábito y un contrato civil. Esto es muy natural ya que las pasiones humanas son como el viento que primero sopla y después se calma. Solamente al amor que nace de una perfecta unión entre corazón y cerebro lo podemos llamar verdadero. Este amor es inmortal y eterno porque está dentro del campo vibratorio del espíritu, y todo lo espiritual es sagrado, divino, eterno e inmortal.
La clave de muchos secretos se encuentra oculta entre líneas en lo que hasta aquí se ha expuesto. El que sepa leer y comprender podrá utilizarlas. La sabiduría es incomunicable, solamente se pueden dar las bases para estudiar y realizar.
La mente es la varita milagrosa del hombre. Es el juguete maravilloso con el que se puede llegar en milésimas de segundo al más lejano planeta, ya que la distancia y el tiempo no existen para la mente. Es una especie de fantástico sombrero de mago de donde podemos extraerlo todo.
Uno de los principios herméticos dice: “todo es mente, el universo es mental”.
Al comprender que todo lo que existe en estado material es solamente energía-mente que bajó su onda vibratoria hasta solidificarse, podemos darnos cuenta de la importancia del estudio y educación de la mente.
El cerebro es similar a un radiotransmisor que estuviera constantemente emitiendo y captando ondas de radio. Por supuesto las ondas del pensamiento son muchísimo más sutiles y poderosas. Todo pensamiento es energía electromagnética de alta vibración. El cerebro es un poderoso generador de energía, cuya onda vibratoria depende del grado de cultura y desarrollo intelectual del individuo. A causa de esto es muy difícil que un hombre de onda mental larga comprenda a otro de onda mental corta. A veces se originan interminables discusiones entre dos personas que sostienen lo mismo, pero que no se entienden por tener diferente vibración.
En la mente tenemos la puerta de entrada a lo que conocemos con el nombre de cuarta dimensión o plano de la energía. Todo lo que puede ser imaginado por el hombre es una realidad en el plano de la energía y por lo tanto puede llegar a realizarse en el campo material. Al pensar se produce una emisión de energía electromagnética que da origen a un ser poseedor de cierto grado de conciencia que vivirá en el plano energético. Este ser tendrá una conciencia en relación al estado mental y anímico del individuo en el momento en que lo generó, y pasará a constituir un verdadero hijo. Todos nuestros pensamientos habituales son nuestros hijos mentales, que como todo hijo tienen que alimentarse de sus padres. De acuerdo con esto podemos comprender la verdad de aquel aforismo que dice: “según lo que un hombre piensa así es él”.
Estos hijos mentales son los que decidirán el destino futuro del individuo, como asimismo los que le traerán “buena o mala suerte” de acuerdo con su calidad vibratoria. Hay veces en que al encontrarnos con una persona experimentamos una gran tristeza o estado depresivo y esto se debe a que captamos su conjunto vibratorio de hijos mentales, que en este caso particular es de carácter negativo. Ante otras personas nos sentimos alegres y confiados y se nos levanta el ánimo. Es de vital importancia seleccionar cuidadosamente nuestras amistades, evitando en todo momento a los que poseen una irradiación negativa de carácter pesimista o fatalista, ya que en todo encuentro o conversación se produce un intercambio de magnetismo y de materia mental. En el plano de la mente todo pensamiento es algo material, tan concreto como puede serlo una piedra o una silla en el mundo físico. Si pudiéramos ver en el plano mental percibiríamos a cada individuo rodeado de formas mentales acordes a su vibración particular o dominante. En un sujeto pasional o fuertemente instintivo veremos tigres, toros, hienas, etc. Un hombre lleno de amor hacia los demás emitirá constantemente pensamientos en forma de hermosas flores y plantas. Un avaro en cambio semejará un pulpo con gran número de tentáculos. Otro cerrado a toda idea nueva tendrá la forma de un cubo.
Si una persona pudiera en un momento dado concentrar todas sus energías mentales en un solo propósito podría lograr milagros. En la práctica vemos que nuestra mente pasa vertiginosamente durante el día de uno a otro pensamiento, y que no descansa ni siquiera en la noche durante el sueño. Este continuo vagar produce un fantástico despilfarro de energías al producirse en el sujeto un estado de dispersión energética. A fin de formarnos una vida mejor debemos alcanzar dominio sobre la imaginación para no crearnos un destino duro y negativo, ya que todo pensamiento tiende a materializarse. El que imagina que es perseguido por la mala suerte, por ejemplo, se coloca en un estado de negativismo que le acarreará desgracia y miseria. El que se tiene a sí mismo en poca estima, traspasará este sentimiento a los demás, quienes íntimamente lo despreciarán.
Uno de los hábitos mentales más nocivos es aquél de reclinarse en un sillón a soñar, dejando vagar libremente el pensamiento. Esta costumbre equivale a abrir la puerta de la mente al océano de las vibraciones mentales desde donde puede llegar un estado depresivo o de cólera. En el éter que circunda la tierra vibran al igual que las ondas de radio los pensamientos de todos los habitantes del planeta. Nunca puede saber un hombre si lo que piensa se gestó en su propio cerebro o fue captado desde el exterior. Es necesario educar la imaginación para que dé cabida solamente a pensamientos bellos, positivos, y optimistas; a pensamientos de éxito, paz, y prosperidad. De este modo nos pondremos “en onda” con todo lo bueno y positivo cerrándonos a la influencia del mal.
Quien sea capaz de mantener un cuadro mental fijo en la imaginación sin que sea borrado por otros pensamientos logrará maravillas, ya que mente es materia y materia es mente, es decir energía y materia son diferentes manifestaciones de mente.
En el campo energético la mente es como un ovoide que circunda la cabeza, ovoide cuyo tamaño estará en relación al campo conceptual del individuo. Este ovoide es igual a un campo cerrado de energía electromagnética que se abre en una determinada dirección al pensar intensamente.
Todas las enfermedades y trastornos de la función mental tienen su origen en la invasión de este ovoide por fuerzas malignas o negativas, extrañas al sujeto, verdaderos demonios que se han originado por vicios, malos deseos, malos pensamientos y malas acciones. A fin de aclarar esto debemos examinar someramente lo que ocurre después de la muerte.
Al separarse el espíritu del cuerpo sin vida, se produce también la separación del cuerpo de los principios animales inferiores del hombre, es decir el conjunto de sus pasiones inferiores y malas acciones. A este ser lo llamaremos el "cascarón astral", ya que es como una corteza que recubre el cuerpo astral. Normalmente este “cascarón” se desintegra en cierto lapso de tiempo por falta de energía. Sin embargo cuando este “cascarón” es de gran fortaleza, lucha por sobrevivir y busca sujetos en los cuales pueda introducirse a fin de continuar su existencia en el plano de la materia. Cuando uno de estos entes logra entrar en el ovoide mental de un hombre se produce en éste un marcado cambio de carácter, ya que toma la personalidad inferior e instintiva del difunto a quien pertenecía esta entidad.
Toda clase de obsesiones se producen por esta causa, y si el cascarón es suficientemente poderoso puede llegar a desalojar completamente al espíritu, produciéndose entonces la locura. En otros casos más graves son varias las entidades usurpadoras que se disputan el cuerpo produciéndose locura furiosa. En un elevado porcentaje la insanía es provocada por esta causa.
En algunos casos es posible proceder a la expulsión de estos entes ya que temen al individuo puro, bien posesionado de sí mismo, de fuerte voluntad y carácter magnético o solar.
Las sesiones de espiritismo son el lugar donde se manifiestan los cascarones para alimentarse de las energías del médium y de los que forman la cadena de invocación. Es a causa de esto que los mediums sufren de agotamiento nervioso y consunción, ya que están entregando sus energías a estos vampiros del invisible que se burlan de ellos simulando ser espíritus desencarnados. Los grandes engañados y perjudicados son los que asisten a estas sesiones creyendo sinceramente que se materializan los espíritus de los difuntos. Sin darse cuenta están haciendo un gran daño al mantener con vida a estas entidades que al absorber parte de la conciencia de los asistentes quedan capacitadas para actuar conscientemente haciendo el mal.
Cuando la ciencia compruebe la existencia de estos seres, se habrá dado un gran paso en el tratamiento de la locura, obsesiones, y enfermedades nerviosas y mentales.
Todas las enfermedades se originan en la mente y sólo después de cierto período llegan a manifestarse en el cuerpo físico.
Múltiples y variados son los deseos que se originan en el ser humano. El desear algo es tan habitual y natural como respirar. El deseo es otro de los caminos a través de los cuales el hombre despilfarra su energía mental. Si nos observamos atentamente veremos que en un solo día deseamos infinidad de cosas sin mayor importancia. Si nos abstuviéramos de estos deseos fútiles y concentráramos nuestras energías en una sola cosa, nos sería mucho más fácil lograr lo que queremos, ya que el deseo es una poderosa fuerza atractiva que actúa tal como un imán que atrajera hasta nosotros lo que queremos.
El deseo es una de las fuerzas que mantienen al ser humano atado a la materia, ya que éste es esclavo de sus propios deseos. A fin de liberarse de estás ataduras, debe educarse a sí mismo para concebir solamente deseos de elevado orden que son los que nacen del espíritu, y que, lejos de esclavizar, liberan y elevan.
Hay deseos insatisfechos de orden instintivo y anímico que se convierten en una obsesión y que pueden conducir a la locura.
Tal como en el caso del pensamiento, el deseo es una fuerza creadora que da vida en el campo energético a un ser cuya vibración será acorde a la calidad del deseo.
Estos hijos invisibles se alimentan de su creador y no se separan de él hasta que toman vida en la materia o se agotan. Los deseos puramente pasionales e instintivos son verdaderas sanguijuelas que se adentran en la psiquis succionando la vitalidad.
Un vicio es un deseo desmedido e incontrolado, es decir, una formación de energía electromagnética que adquirió conciencia. Este ente-deseo solamente podrá mantener su existencia si recibe en forma regular cierta cantidad de energía que solamente podrá provenir de la satisfacción del deseo. Debido a esto cuesta tanto vencer un vicio determinado, ya que para lograrlo hay que desintegrar por medio de la voluntad esta coagulación negativa. Los vicios se transmiten fácilmente, ya que en muchos casos ocurre que un ente-deseo al no lograr arrastrar a su padre nuevamente al vicio, busca un campo más propicio en otro sujeto. Un abstemio puede transformarse de la noche a la mañana en un bebedor consuetudinario. Los incubos y súcubos son solamente entes-deseos de gran vitalidad, vampiros que buscan constantemente víctimas para poder alimentarse.
Hay ciertos individuos dignos de lástima que son verdaderos receptáculos de variados entes-deseos, donde cada cual lucha por su existencia y trata de devorar a sus congéneres. Estos hombres viven dominados por fuertes y contradictorias tendencias que se ven obligados a seguir para estar tranquilos, ya que estos vampiros les dejan un cierto respiro después de recibir su alimento.
No es posible establecer hasta qué punto la función mental se ve impedida por la acción de estas criaturas, pero sí es posible afirmar que un alto porcentaje de las decisiones y tendencias del hombre están dictadas por estos ladrones que interfieren el pensamiento con sus vibraciones pasionales.
Como un ejemplo interesante citaré el vicio del cigarrillo que da nacimiento a una particular entidad formada por la energía del tabaco al arder y el placer experimentado por el fumador. Esta entidad provoca constante inquietud al fumador, inquietud que sólo logra apaciguar al encender un cigarrillo.
Basándose en este ejemplo pueden los lectores analizar otros entes-deseos de carácter más delicado que mantienen esclavizados a sus creadores.