por Charles Leadbeater
Artículo aparecido en “The Theosophist” Enero 1932
de
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Una de las más grandes verdades, una de las que más satisfacen al
alma, es la magnífica verdad con la que la Teosofía ilumina nuestras
vidas; esa grande y espléndida realidad de la existencia del
Gobierno Interno del mundo.
Echando una mirada sobre las condiciones de la humanidad, tal como
las ve el hombre corriente, nos hallamos enfrentados a una
sorprendente confusión, a una curiosa mezcla de la bueno y lo malo,
y en la cual lo malo parece a menudo predominar; es pues difícil
discernir el curso que sigue la evolución y la meta que pretende
alcanzar, y aún es difícil tener la seguridad de que la humanidad
está realmente haciendo algún progreso espiritual.
De manera que,
cuando nos enteramos definitivamente de que la evolución es un hecho,
de que el mundo no ha sido abandonado, para que siga su curso al
azar, sino que su dirección y administración está en las manos de
una gran Jerarquía de Adeptos,
quienes están trabajando en el desarrollo de un plan predeterminado,
tal noticia nos llega como un verdadero evangelio llenándonos de
alivio y de estímulo.
Si esto es así, entonces la vida vale la pena de vivirse después de
todo, pues existe la certeza de llegar a la meta con solo perseverar
en nuestros esfuerzos: y, cuando más adelante aprendemos: que
podemos tener el privilegio de trabajar en el sentido de aquella
gloriosa consumación, de ayudar a nuestros hermanos en aquel camino,
apresurando así su llegada, entonces, se despierta nuestro
entusiasmo y esta nuestra existencia terrenal, toma para nosotros un
aspecto enteramente nuevo.
Pero llega un momento en el cual inevitablemente se presenta a la
mente del estudiante la pregunta:
"¿Puedo yo estar seguro de que
todo eso es así, de que no es una mera esperanza, un hermoso sueño?"
Se obtiene absoluta certeza, pues muchos de nosotros: la hemos
obtenido; pero generalmente solo llega como el resultado de largos y
continuados esfuerzos y de paciente desarrollo de uno mismo.
Esta
completa seguridad llega solo a través: de una visión directa, la
que no es fácil alcanzar; pero, sin embargo puede uno llegar a una
convicción intelectual razonable por medio del cuidadoso estudio de
la literatura teosófica sobre el particular. El hombre que, por
varias razones no puede toda vía ver o experimentar por sí mismo, no
tiene otra alternativa que la de escuchar o leer las evidencias de
otros que han visto, examinar las variadas hipótesis que se le
presentan y, decidir por él mismo cuales de entre ellas le parecen
más probables.
Los que de nosotros hemos tenido el estupendo privilegio de entrar
en contacto directo con miembros de
la Gran Fraternidad Blanca, no
tenemos dudas de ninguna clase sobre tales hechos. Muchos de tales
estudiantes han visto ellos mismos algo de la incesante labor que
llevan a cabo los Adeptos como parte del Gran Plan, y hasta se les
ha permitido, en relación a sus habilidades, tomar alguna pequeña
parte en aquella labor.
Pero no todos nuestros miembros han
apreciado el honor que se les ha conferido por el ofrecimiento de
una tal oportunidad; no todos han comprendido el hecho de que esta
distinción ha llegado a ellos como resultado de muchas vidas de
aspiración y de rudo trabajo, y no han comprendido que si dejan de
lado esta oportunidad, pueden pasar muchas vidas antes de que se les
presente de nuevo.
¡Hasta ha habido alguno que habiendo tomado esta oportunidad,
cometió la increíble locura de abandonarla!
La Gran Fraternidad está siempre dispuesta a acoger a los nuevos
aspirantes que posean las cualidades esenciales, pero antes de que
un hombre pueda conquistar la admisión
en la más cerrada de todas las organizaciones, él debe pasar a
través de un entrenamiento preliminar muy arduo para estar en
condiciones de poder ocupar la posición a la que aspira. Los pasos
del Sendero que debe recorrer y, las cualidades que le son
requeridas, están ampliamente explicada en la literatura teosófica,
y son bien conocidas de todos nuestros estudiantes.
Mucho se ha
dicho y se ha escrito para ayudar a aquellos que desean hollar el
Sendero de la Santidad, de manera que no necesito ahora entrar en
detalles al respecto, pero yo quisiera llamar la atención de todos
los que buscan con sinceridad, hacia ciertas dificultades, ciertas
malas influencias que levantan serios obstáculos en ese Sendero y,
que, a menudo, son pasadas por alto sin dárseles
importancia.
Todos sabemos que existen aquellos que deliberadamente se oponen al
trabajo de la Jerarquía; que así como hay una Gran Fraternidad
Blanca que se esfuerza incesantemente en ayudar la evolución, así
también existe una fraternidad de las sombras que lucha con mal
dirigida energía para obstaculizarla. Sus miembros han sido llamados
los Poderes Negros, los Hermanos de la Sombra, los Señores de la
Negra Faz, o meramente, magos negros. Existen diferentes clases
entre ellos; yo hablo de ellos en mi obra "Los Maestros y el
Sendero" y en "Pláticas sobre el Sendero del Ocultismo", a las que
remito a quienes se interesen en mayores detalles.
En la "Doctrina
Secreta" se hallarán muy interesantes datos sobre ellos.
Esos hombres como lo he escrito en otro lugar, siguen una línea de
trabajo absolutamente diferente de la nuestra, línea que los pone en
oposición a los Maestros de Sabiduría, a la Jerarquía que dirige el
mundo y el sistema solar. Naturalmente, que esa oposición se ejerce
no solamente sobre aquellos grandes Adeptos sino también sobre
nosotros Sus humildes discípulos.
Por lo tanto, ellos nos atacan
esforzándose en malograrnos, debilitarnos, volvernos más vulgares y
llevarnos por cualquier medio imaginable a una condición de
deterioro e inferioridad; y recordemos que es parte del
credo de esas criaturas, proceder con carencia absoluta de todo
escrúpulo porque para ellos, el tener escrupulosidad significa una
debilidad tonta y despreciable, de modo que
ellos hacen las cosas más viles, no habiendo para ellos nada
demasiado despreciable, nada demasiado pequeño para su atención, si
ello contribuye al relajamiento de la humanidad y, a minar lo que
exista de bueno y verdadero.
Cada vez que nos enfrentamos a esas
criaturas y, constantemente lo hacemos en el curso de nuestro
ordinario trabajo por los Maestros, tratan de influenciarnos para
que hagamos lo malo;
tratan de aprovecharse de nuestras debilidades, de despertar en
nosotros sutil amor propio y, de disminuir de todas las maneras
posibles, nuestra utilidad en la causa del bien.
No desdeñan tampoco utilizar los medios que les pueda ofrecer el
plano físico para ayudarse en su nefasta labor. Y así como nuestros
Maestros tratan de guiar la opinión
pública en una recta dirección, así ellos luchan constantemente por
inflamar las pasiones populares, por incitar al ignorante a la lucha
y al desorden; para encender en todas
partes la llama del odio, para rebajar las costumbres y gustos de
los pueblos y, para alimentar en los pechos la concupiscencia y la
crueldad.
Ellos no descuidan nada, por más pequeña e insignificante
que sea su apariencia y que, directa o indirectamente tienda a
degradar a la humanidad; ellos inyectan insidiosamente su veneno en
el mundo de las artes y, en esa forma convierten a esos maravillosos
poderes que han sido creados para elevar y espiritualizar a la
humanidad, en poderosos instrumentos para la corrupción y
contaminación de los hombres. El arte, que debería elevar nuestro
pensamiento hacia la libertad, hacia la gloria, hacia el inefable
esplendor de los más altos planos, es ahora execrable en vez de ser
santificado, en forma que arrastra a
los desventurados admiradores de un arte corrompido hacia el fondo
de un estanque de pestilente lodo.
Hoy, estos Señores del Lodo, planean con gran habilidad imponer
subrepticiamente al mundo, su culto insidioso y del más pésimo
gusto, de fealdad deliberada, bajo la máscara de lo novedoso y del
seudo progreso y, es ciertamente nuestra obligación, como servidores
de la buena Ley, ponernos especialmente en guardia contra todo esto.
Nosotros no podemos ser cómplices de estos males y, necesitamos
tener una mente
clara y una definida orientación hacia la pureza y la decencia.
Sabiduría, Fortaleza y Belleza, son los atributos esenciales de la
Deidad; cualidades éstas que debemos tener presentes como ejemplo y,
tratar de desarrollarlas en nosotros tanto como podamos, para
imprimirlas en nuestro ambiente por todos los medios posibles.
Existiría ahora en el mundo, un espíritu de intranquilidad, de
perversidad, de impaciencia para todo lo antiguo, por más bello que
fuese. Existe un loco deseo de cambiar todo a toda costa, aunque el
cambio sea decididamente peor.
Ningún hombre sensato negará que hay mucha perversidad actualmente
en el mundo y, en muchos sentidos es necesario efectuar algún cambio
urgentemente, aunque esto
deba ser hecho con discernimiento. Los Poderes del Mal están siempre
en acecho, esperando ansiosamente la oportunidad de hacer el mal, de
entorpecer nuestros adelantos, de manera de poder tomar ventaja de
todos los impulsos nuestros que
sean factibles de torcerse en una dirección maligna.
Hoy podemos observar la traicionera influencia de esos poderes, no
solamente en el arte, ya sea éste pintura o escultura, sino que en
aquello a que se da el nombre de música; en la poesía que no es tal
poesía; en la danza; en el culto inmoral de lo macabro y de lo
intencionadamente grosero, burdo y feo. Es en todas esas cosas y en
muchas otras, que aquellos que conocen pueden ver claramente las
señales de un vasto complot cuidadosamente organizado y tanto más
peligroso cuanto hábilmente disimulada su depravación, bajo la
máscara de la moda, de la novedad y del modernismo.
Pocas son las personas que se han dado clara cuenta de la profunda e
inherente perversidad de todo esto; son pocos los que realmente
conocen el mal en su origen o pueden seguir la dirección en la cual
se inclina inevitablemente. Más hay algunos, ante quienes la verdad
no puede menos de revelarse y, de entre ellos, uno o dos no han
temido hablar claramente y con valentía, en esta campaña por la
cordura y la pureza.
No hace muchos días leí una novela del señor
E. Lascelles Forester titulada: "Ojo al lobo", ("Ware-Wolf") y encontré
pasajes que indican que el autor se ha dado cuenta del peligro que
amenaza al mundo; ha descorrido el velo que ocultaba su vista y ha
lanzado una mirada al abismo a cuyo borde se nos lleva
apresuradamente.
En la pág. 49 (de la edición inglesa), él dice de
uno de los principales protagonistas de su obra, lo siguiente:
"Afirmaba la existencia de una conspiración internacional, teniendo
por objeto la
destrucción de la Cristiandad y de la civilización, tal como la
conocemos... La lucha terrible que convulsionó a Europa durante
cuatro años y medio, fue solo un incidente en un plan mucho más
vasto y maligno."
Naturalmente, que desde el punto de vista del
escritor, la destrucción de la Cristiandad sería el más serio de
todos los males, pero nosotros que probablemente tenemos un
horizonte más vasto, sabemos que esa hostilidad no es llevada .a
cabo solamente contra determinada forma de fe religiosa sino contra
todo lo que tiende hacia el bien.
Bien sabemos todos los estudiantes de Ocultismo, que la Gran Guerra
(1914-1919) fue programada y llevada a cabo por los Poderes del Mal
y, que esos Poderes se deleitaron en el horror y la terrible
carnicería de los mejores tipos de hombres de todas las razas
afectadas. De tiempo en tiempo ocurren grandes crisis mundiales, en
las cuales las fuerzas del bien y del mal se lanzan las unas contra
las otras en compactas filas, y obligan a la humanidad a tomar parte
en el conflicto, ya sea de uno u otro lado.
La ocasión anterior a
ésta, en la que una lucha mundial de tal magnitud tuvo lugar, fue en
Atlántida, hace ya doce o trece mil años. Fue una terrible lucha
aquella, entre quienes estaban del lado del bien y los que
representaban el egoísmo; entonces vencieron las fuerzas del mal. y
porque aconteció así, fue necesario hundir esa Isla de Poseidón, más
de mil años después, bajo las aguas del Atlántico, y sesenta y cinco
millones de seres humanos perecieron en veinticuatro horas, en ese
gran cataclismo.
Y una vez más en nuestros tiempos, las fuerzas del bien y del mal se
materializaron aquí en el plano físico, y el terrible conflicto se
llevo a cabo de nuevo en este nivel, pero
esta vez el triunfo fue del bien. Sin duda fue un gran fracaso para
los Señores de la Negra Faz, pero ellos tienen, al menos, la virtud
de la perseverancia aunque sea en el sentido del mal y, se han
puesto hoy tenazmente a la obra para conseguir sus fines, por medio
de la sistemática destrucción de todo lo que sea bueno, verdadero y
bello.
Esos Seres de las Sombras arrastran consigo una gran cantidad de
hombres y mujeres irreflexivos; pero, algunos, como el autor de la
novela que hemos citado, están ya comenzando a ver como se lleva a
cabo esa maniobra y, rehúsan seguir siendo víctimas de ella.
El
autor de la novela, señor Foster, no es de ninguna manera ciego a la
profunda
astucia y la notable multiplicidad de los esfuerzos que esas fuerzan
realizan, pues en la pág. 244 de su obra, pone las siguientes
palabras en boca del protagonista:
"Hay un delirio por todo lo que excita; un continuo esforzarse tras
la sensación, que caracteriza a mucha gente de la generación
presente. El peligro está en que aquellas
fuerzas en acecho para provocar todo malestar social, aprovechan de
esta particular deformación, como de otra cualquiera, y, en secreto
y de todas las formas imaginables,
ellos están usando sus negros poderes.
Esa "música" sincopada que
viola todas las leyes de la armonía natural; esa indecente forma de
danza que no es más que una manifestación del Vudú, del Misticismo
Negro; la pintura cubista; el culto de lo feo, antinatural e
inarmónico, no son sino medios utilizados para un fin. No solo
nuestros jóvenes sino muchos de edad madura, son víctimas de
desórdenes mentales y nerviosos, diligentemente fomentados con el
fin de acelerar la destrucción de todo lo bueno y hermoso. Ningún
medio es bastante vil o bajo; ninguna locura es bastante pequeña
para no ser utilizada por esos enemigos de la sociedad".
Y, de nuevo volvemos a leer en la página 111:
"Las gentes de este
mundo, inclinadas a crear en él el caos llamado revolución, hacen
uso de todo medio posible para robar a la humanidad, su
tranquilidad, su control de sí misma y su cordura. Es principalmente
debido a las maquinaciones de esas personas, que el hábito de tomar
drogas ha aumentado en forma tan alarmante a pesar de todos los
esfuerzos que se llevan a cabo para detener ese tráfico.
Drogas bien
conocidas, tales como la cocaína y los varios derivados del opio, ya
más que malas en sus efectos cuando son usadas para otros propósitos
que el puramente medicinal, vienen a ser inocuas, comparadas con
otras drogas que actúan directamente sobre los centros psíquicos".
Existe, en verdad, tal clase de drogas como éstas últimas a las que
se refiere el escritor de este libro; que ellas hayan sido o no
usadas en Occidente, no lo sé, pero no me parece imposible. El autor
del libro llega hasta atribuir a los mismos Poderes de la Sombra, la
intención de revivir, en ciertas partes de Europa, y en otras
introducirlas, la horrible tragedia del Hombre Lobo, práctica ahora
casi extinguida.
Y es así que el autor nos advierte en la página 109 de su obra:
"Han
ocurrido recientemente en varios distritos de Rusia, de Alemania y
de Hungría, ciertos casos de locura, que presentan todos los
síntomas de la manía lupina".
La teoría del autor de este libro, sobre
la práctica del Hombre
Lobo, no es exactamente la misma que aceptamos en los círculos
teosóficos, pues parece que el autor la considera más bien, como una
clase de locura y, la forma del lobo como una alucinación. Esto
sería ya bastante malo pero, temo que mis propias investigaciones me
obliguen a darle una más siniestra explicación.
Nosotros no podemos
eludir la conclusión de que la forma de lobo es una efectiva
materialización, que tiene todos los poderes y cualidades de un lobo
ordinario, unidas a desagradables peculiaridades propias. Yo mismo,
en una ocasión, vi claramente efectuarse el cambio de la forma
humana a la de lobo, cosa que ocurrió a tres metros de distancia del
lugar donde me hallaba; y tuve la inmediata y segura evidencia de la
realidad, fuerza y ferocidad de la bestia.
Yo había llegado a
considerar esa terrible transformación, más bien como una clase de
enfermedad astral que como un culto definido, con una especial forma
de adoración pero, es muy posible que también lo sea así. Y nos
parece completamente cierto que ese culto tomó una tal forma en la
Atlántida entre los pueblos pertenecientes a la cuarta raza. Si esta
práctica puede ser revivida entre gentes de pura raza Aria, yo no lo
sé, y espero sinceramente que no. Pero si tal horror es posible,
estoy completamente seguro, que ese sería el trabajo que con mayor
placer haría un mago negro.
Pues, por más intelectualmente desarrollados y más instruidos en las
artes mágicas que puedan estar algunos de sus dirigentes, son los
más crueles entre los salvajes, más allá de toda medida, bestias
feroces del más endurecido corazón; de manera que llamar "brutales"
a sus acciones es agraviar a los seres del reino animal. Hace solo
unos pocos
días que la prensa nos ha dado a conocer un crimen que es típico de
ellos - la demolición con dinamita de la espléndida catedral del
Redentor en Moscú.
Fijaos que no se demolió alguna
fortificación
sino un templo del Señor, un lugar santificado, una casa de oración
y plegaria y una magnífica obra de Arte. Tratad de imaginaros, si
podéis, la inconcebible barbarie, la horrible inconciencia, el odio
mezquino y la perversidad diabólica de una destrucción tan
injustificable.
El señor Forester no es el único que ha vislumbrado la amenaza que
se cierne sobre la humanidad, ni el único que ha dado el grito de
alarma, pues nada menos que una autoridad como Cyril Scott, ha
tenido también el coraje de hablar muy claramente en su tan
interesante trabajo titulado: "La influencia de la música en la
historia y en la moral".
En la página 151 y en las siguientes, dice:
"Es lamentable que una clase de "música" tan popular como el "jazz",
ejerza una influencia malsana, pero esta es la verdad oculta. El
"Jazz" ha sido en definitiva, inculcado a los hombres, Por la
Fraternidad Negra, conocida en la tradición cristiana como "Los
Poderes del Mal" o "de las Tinieblas", con la intención de
acrecentar su naturaleza sexual y alejar 'a la humanidad de todo
progreso espiritual. Porque la Fraternidad Negra es aquella misma
entidad conocida como La Hermandad del Sendero de la Izquierda, la
que trabaja en contra de la Voluntad Divina, por obtener poder
personal. En casi todas las escrituras de los pueblos del mundo,
encontraremos referencias de ellas bajo uno u otro nombre.
"Desde la propagación del "Jazz", ha comenzado a notarse un marcado
descenso en el nivel de moral sexual, y en lugar de ser contenida ha
aumentado la promiscuidad. Mientras que en otra época las mujeres se
sentían satisfechas flirteando decorosamente, un gran número de
ellas, están ahora ocupadas constantemente en ¡a búsqueda de
aventuras eróticas... y bien, es precisamente de esa falta de
moderación, de esa importancia exagerada que se da a la naturaleza
sexual, de esa equivocada actitud hacia ella, de lo que es
responsable la música del "Jazz". Hay elementos de orgía en su ritmo
sincopado, divorciado por completo de todo contenido musical
superior, que produce una sobre-excitación del sistema nervioso
falto del poder del dominio propio. Esa
música produce un falso estímulo, una ilusoria resistencia y una
ansiedad insaciable con el resultado de una deletérea reacción moral
y física.
"Por otra parte, la antigua y melodiosa música de danza inspiraba
amables sentimientos, en tanto que, el "Jazz" con sus baterías de
instrumentos ásperos y ruidosos, de percusión que lastima el oído,
excita, intoxica y embrutece, causando el retroceso de la naturaleza
humana hacia los instintos primitivos de la raza. Porque después de
todo la música de "Jazz" está estrechamente ligada a la música de
los primitivos salvajes.
"Otro de los resultados del "Jazz" se nota en el gusto por lo
sensacional que ha aumentado considerablemente en los últimos años.
Como el "Jazz" es en sí mismo, marcadamente sensacional, el público
ha llegado a exigir ser estremecido también, por medio de dramas y
representaciones del hampa cuyo único interés dramático, es estar
conectados con el crimen, el misterio y la brutalidad. También esto
alcanza a la literatura sensacionalista, pues la producción y venta
de este tipo de libro, es prodigiosa. El interés general y exagerado
por el espectáculo del boxeo es otro síntoma de sensacionalismo" .
Siendo todo esto así - y no hay la más ligera duda de que lo sea -
¿en qué forma podemos nosotros intervenir en el asunto? ¿Qué podemos
hacer para defendernos nosotros mismos y ayudar a nuestro hermanos?
Primeramente es claro, que debemos estar constantemente en guardia
contra los aviesos intentos del enemigo. Debemos mantener
constantemente ante nuestra mente la imagen de nuestro Maestro;
debemos estar firmemente de Su lado y del lado de todo lo que El
representa; debemos llevar a cabo con todo nuestro corazón el
trabajo que El nos ha confiado.
No podemos arriesgar el dejarnos
invadir por la indecisión ni vacilar en nuestro camino; el débil que
se deja desviar de su trabajo, que es como un niño "arrastrado de
aquí para allá por cada viento de doctrina" (Eph. IV. 14. ) , está
en perpetuo peligro y tarde o temprano caerá en uno u otro de los
múltiples lazos que se le tienden hábilmente.
Acordaos de la
advertencia dada en la antigüedad por Jacobo a Reuben :
"Inseguro
como el agua, vos no podréis superar". (Gen. 49, 4.)
Evitad el hábito poco inteligente de sentiros ofendidos, pues él
tiene sus raíces en el orgullo y el egoísmo. No esperéis que nadie
reconozca vuestros esfuerzos; sed vuestro
propio más severo controlador de vuestro trabajo, pero sed siempre
suaves y pacientes con los demás. Guardaos bien de lo que habláis,
pues "la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad, un mal sin freno
lleno de veneno mortal" (Sant. III, 6, 8. ) Recordad la sabiduría de
Jesús, el hijo de Sirah (1), cuando dijo:
"Aquel que pueda gobernar
su lengua, vivirá sin conflictos, y aquél que odie la charla liviana
cometerá menos errores. No repitáis a otro aquello que se os dice, y
no pasaréis peor por ello". (Ecl. XIX, 6, 7) .
No olvidéis tampoco las cosas relacionadas con vuestro cuerpo físico
de las que os hablé anteriormente. Vivid siempre como si estuvierais
en presencia de vuestro Maestro
y en esta forma evitaréis instintivamente todo lo vulgar y grosero.
Sed valientes para discrepar con aquello que tontamente acepta la
inquieta multitud, y manteneos apartados
de todas las cosas impuras. No las toleréis bajo ningún concepto en
vuestras vidas ni en vuestro ambiente, ni aparentéis estar de
acuerdo con ellas cuando otros las exhiban en
vuestra presencia.
Dejad que vuestros pensamientos, vuestras
palabras y hechos, sean delicados y refinados. Convertíos vosotros
mismos, vuestros vestidos, vuestro lenguaje
y todo lo vuestro en un ejemplo de buen gusto. Dejad que lo que os
rodea sea simple pero hermoso y, acordáos de que todo lo feo que
pueda ser evitado y no lo sea, es un crimen y una ofensa a vuestros
hermanos.
Para resumir; seguid el buen consejo de
San Pablo:
"Por lo
demás hermanos, todo lo que es conforme a la verdad, todo lo que
respira pureza, todo lo justo, todo lo que es santo, todo lo que es
hermoso, todo lo que sirve al buen nombre, toda virtud, toda
disciplina loable esto sea vuestro estudio". (Phil. IV, 8,) .
NOTAS
(1)
Padre o abuelo de
Jesús o Josué, por sobrenombre Ben Sirah,
autor del libro
sagrado del Eclesiástico. (Enciclopedia Espasa) Este Jesús fue el
que predicó unos 500 años antes de Cristo. (Nota del Trad.)
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