Extracto de la primera edición del diario
Lectores del Infinito,
Número 1, Volumen 1, 1996.
Published by Cleargreen, Incorporated,
1996
Laugan Productions, Incorporated
de
ClearGreen Website
Cuando los videntes ven la forma de la energía humana, ellos ven una
sola bola o huevo de energía. Si hay otra bola al lado, la ven de
nuevo como una sola y aislada bola de energía... En el universo de
la energía, existen únicamente individuos solos, rodeados por el
infinito.
El Arte de Ensoñar |
¿Qué es la Tensegridad?
La Tensegridad es la versión moderna de ciertos movimientos llamados
"pases mágicos" desarrollados por chamanes indios que vivieron en
México en tiempos previos a la conquista española.
Tiempos previos a la conquista española es el término que usaba don
Juan Matus, un indio chamán mexicano que dio entrada a Carlos
Castaneda, Carol Tiggs, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar al
mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México, según don
Juan, hace entre 7,000 y 10,000 años.
Don Juan explicó a sus cuatro discípulos que aquellos chamanes,
descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres
humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye
en el universo. En otras palabras, de acuerdo con don Juan, aquellos
chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir,
por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el
flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de
organismos que somos. Aquellos chamanes afirmaban que transformar el
flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de
interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en
el mundo cotidiano que conocemos.
Don Juan continuó aclarando a sus discípulos que una vez que
aquellos antiguos chamanes hubieron establecido la validez de la
percepción directa de energía, a la que llamaron ver, procedieron a
refinarla aplicándosela a sí mismos. Esto es, se percibían los unos
a los otros, a voluntad, como un conglomerado de campos energéticos.
Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas
gigantescas esferas luminosas del tamaño de los brazos extendidos, a
los lados y hacia arriba.
Cuando se percibe a los seres humanos como un conglomerado de campos
energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa
luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, mas o menos a
un metro de distancia detrás de éstos. Los videntes del México
antiguo que descubrieron este punto luminoso lo llamaron el punto de
encaje, debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la
percepción. Ayudados por su capacidad de ver, se dieron cuenta de
que en este punto luminoso, ubicado en el mismo sitio para todos los
seres humanos, convergen cantidades astronómicas de filamentos
luminosos que son los campos energéticos que constituyen el universo
en general. Al converger en este punto, se convierten en datos
sensoriales que pueden ser utilizados por los seres humanos en
cuanto organismos.
Utilizar energía convertida en datos sensoriales
era considerado por aquellos chamanes como un acto mágico: la
energía es transformada por el punto de encaje en un mundo verdadero
e inclusivo en el que los seres humanos, en su calidad de
organismos, pueden vivir y morir. Aquellos chamanes atribuían el
acto de transformar el flujo de energía pura en el mundo que
percibimos, a un sistema de interpretación. Su avasalladora
conclusión - avasalladora para ellos, por supuesto, y quizá para
todos aquellos que tengan la energía suficiente como para prestar
atención - fue que el punto de encaje no es únicamente el lugar donde
se efectúa la percepción, al convertir el flujo de energía pura en
datos sensoriales, sino que también es el lugar donde se realiza la
interpretación de dichos datos.
Su siguiente y avasalladora observación fue que el punto de encaje
se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural,
durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este
desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan.
Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como
videntes, a la acción pragmática de desplazar voluntariamente el
punto de encaje. El arte de ensoñar es el nombre que le dieron al
resultado de estas prácticas.
Definieron el arte de ensoñar como la utilización pragmática de los
sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio
del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de
mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto
voluntario.
Las observaciones de aquellos chamanes, al practicar el
arte de ensoñar, eran una mezcla de raciocinios y de ver energía
directamente tal como fluye en el universo. Se dieron cuenta de que
en su posición habitual, el punto de encaje es el lugar donde
converge una minúscula porción de los campos energéticos que forman
el universo; pero si el punto de encaje cambia de posición dentro de
la esfera luminosa, otra porción mínima de campos energéticos
converge en él. El resultado es una nueva afluencia de datos
sensoriales: campos de energía diferentes de los habituales son
convertidos en datos sensoriales, y estos diferentes campos
energéticos son interpretados como un mundo distinto.
El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de
aquellos chamanes. En el curso de esta práctica, experimentaron
estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar
de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que
podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus
esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran
número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.
Los pases mágicos de aquellos brujos del México antiguo se
convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y
de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos
en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus
se los transmitió a sus cuatro discípulos, quienes, al ser los
últimos eslabones de su linaje, llegaron a la unánime conclusión de
que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes
quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidieron rescatar los pases
mágicos de su estado secreto y ritual. Crearon así la Tensegridad,
término que pertenece a la arquitectura, y que significa,
"la
propiedad de armazones que emplean miembros de tensión continua y
miembros de compresión discontinua, de tal manera que cada miembro
opera con máxima eficiencia y economía."
Este es un vocablo sumamente apropiado, ya que es una mezcla de dos
términos: tensión e integridad, los cuales denotan las dos fuerzas
impulsoras de los pases mágicos.
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