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TODA LA INFORMACIÓN VERTIDA EN ESTAS PAGINAS, HA SIDO
EXTRAÍDA ÍNTEGRAMENTE
DE - MUNDO DESCONOCIDO - EXTRA Nº 2
PUBLICADO EN ABRIL DE 1.981
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INDICE
I.
Sumario
II.
Introducción por Colin Wilson
III.
Carta a Colin Wilson del Dr. Stanislaus Hinterstoisser
IV. El Necronomicon: Un Comentario
V.
AL AZIF: Fragmentos del Necronomicon por Robert Turner
VI. El joven Lovecraft
VII. Sueños de Nombres Muertos
VIII. Lovecraft y su paisaje
IX.
Bibliografía
I.SUMARIO
A. Faber-Kaiser
Howard Phillips Lovecraft mencionó por vez primera al Necronomicon
en el año 1922. La posibilidad de la existencia de lo que se
presentaba como auténtica guía al feudo de los muertos suscitó de
inmediato un inmenso interés en todo el mundo. Los libreros se
vieron asediados por montones de pedidos, mientras que los
anticuarios se lanzaron a la búsqueda febril de la misteriosa obra.
A partir de entonces se generó una viva controversia entre los
partidarios de S.T. Joshi, de la Miskatonic
University, en cuya opinión el Necronomicon no existió jamás.
atribuyendo la obra a Lovecraft mismo, y
aquellos estudiosos de los conocimientos ocultos que estaban
convencidos de la autenticidad del libro de los
nombres muertos.
En un texto publicado en 1938 por Wilson H. Shepherd en The Rebel
Press, Oakman (Alabama), H.P. Lovecraft resume la historia del
Necronomicon. Puntualiza allí que el titulo original era Al Azif,
siendo Azif el término utilizado por los árabes para designar el
rumor nocturno producido por los insectos y que se suponía era el
murmullo de los demonios. La obra fue compuesta por Abdul al-Hazred,
un poeta loco de Sana, en el Yemen, que habría vivido en la época de
los Omeyas, hacia al año 700 Este poeta visitó las ruinas de
Babilonia y los subterráneos secretos de Menfis, y pasó diez años en
la soledad del gran desierto que cubre el sur de Arabia, el Rub al
Khali o «espacio vacío» de los antiguos y el Dahna o «desierto
escarlata» de los árabes modernos. Se dice que este desierto está
habitado por espíritus que protegen el mal y por monstruos de
muerte. Las personas que dicen haber penetrado en él cuentan que se
producen allí cosas extrañas y sobrenaturales.
Durante los últimos
años de su vida, al-Hazred vivió en Damasco, en donde escribió el
Necronomicon, y en donde circularon rumores terribles y
contradictorios concernientes a su muerte o a su desaparición, en el
año 738. Su biógrafo del siglo XII, Ibn-Khallikan, cuenta que fue
asido en pleno día por un monstruo invisible y devorado de forma
horrible ante un gran número de testigos aterrados por el miedo. Se
cuentan también muchas cosas de su locura. Pretendía haber visto a
la famosa Irem, la ciudad de los pilares, y haber hallado bajo las
ruinas de cierta ciudad situada en el desierto los anales y los
secretos de una raza más antigua que la humanidad. Fue un musulmán
poco devoto, adorando entidades desconocidas que llamaba Yog-Sothoth
y Cthulhu. En el año 950, el Azif, que había circulado secretamente
entre los filósofos contemporáneos, fue traducido al griego por
Theodorus Philetas, bajo el título de Necronomicon. Durante un siglo
se sucedieron a raíz de este libro una serie de terribles
experiencias, por lo que el libro fue prohibido y quemado por el
patriarca Miguel. Después ya no se volvió a hablar más que
esporádicamente del Necronomicon hasta que en 1228 Olaus Wormius
hiciera una traducción latina del mismo, que fue impresa en dos
ocasiones, una en el siglo XV, en letras negras, y la otra en el
siglo XVII.
Ambas ediciones están desprovistas de cualquier mención particular y
únicamente puede especularse con la
fecha y el lugar de su impresión a partir de su tipografía. La obra,
tanto en su versión griega como en la
latina, fue prohibida por el papa Gregorio IX en 1232, poco después
de ser traducida al latín. La edición
árabe original se perdió en la época de Wormius. Hay una vaga
alusión a cierta copia secreta localizada en
San Francisco a principios de siglo, pero que habría desaparecido
con ocasión del gran incendio de 1906.
No
queda ningún vestigio tampoco de la versión griega, impresa en
Italia entre 1500 y 1550, tras el incendio de
la biblioteca de un habitante de Salem en 1692. Habría igualmente
una traducción preparada por el Dr. Dee,
que jamás fue impresa y cuyos fragmentos procederían del manuscrito
original. De los textos latinos que aún
quedan, uno – del siglo XV – estaría encerrado en el British Museum
y el otro – del siglo XVII – en la
Bibliothèque Nationale de París. Un ejemplar del siglo XVII se halla
en la biblioteca Widener en Harvard y
otro en la biblioteca de la universidad Miskatonic en Arkham, en
Massachusetts. Existe otro igualmente en
la biblioteca de la universidad de Buenos Aires.
Existen
probablemente numerosos ejemplares secretos más,
y un rumor insistente asegura que un ejemplar del siglo XV forma
parte de la colección de un célebre
multimillonario americano. Otro rumor menos consistente asegura que
un ejemplar del siglo XVI en versión
griega está en poder de la familia Pickman de Salem. Pero este
ejemplar habría desaparecido con el artista
R.U. Pickman, en 1926.
Esta es la historia que nos cuenta Lovecraft del Necronomicon. Los
estudios más serios realizados sobre esta enigmática obra, tan
buscada como desconocida, están recogidos junto con fragmentos
originales en este dossier especial, cuya publicación creemos que
satisfará a muchos de nuestros lectores.
Salud.
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