La imagen más extendida de la navegación de los antiguos egipcios se ha asociado siempre a sus viajes a través del Río Nilo, sin embargo existen gran cantidad de indicios que señalan inequívocamente su presencia sobre los mares. En pinturas murales de más de 3.000 años de antigüedad, aparecen escenas de marineros que desde sus embarcaciones comprueban las profundidades del mar próximas a la costa con una pesa atada a una larga cuerda.
Los barcos egipcios más antiguos que se conocen estaban construidos sobre un armazón de madera y eran lo suficientemente grandes para albergar como mínimo a 20 remeros. Iban equipados con un solo mástil dotado de una vela rectangular y uno o dos grandes remos situados en popa que realizaban la función de timón, siendo capaces de transportar varias cabezas de ganado o el peso equivalente en mercancías. Su actividad comercial se extendía a varios puntos geográficos del Mediterráneo y Mar Rojo.
En la Piedra de Palermo aparecen datos de
tiempos del Faraón Snefru (IV Dinastía), en los que se narra una expedición
comercial de cuarenta barcos a la ciudad de Biblos en tierras de Canaán para
cargar madera de cedro, un material muy apreciado por los antiguos egipcios,
así como de la construcción de un barco de 52 metros de longitud.
cartagineses. El caudillo cartaginés Hannon recorrió en numerosas ocasiones la costa occidental africana, fundando diferentes colonias como, Karikon, Teichos, Gytte, Akra, Thymiaterión, etc…
En una de las ocasiones organizó una expedición desde Cartago en la que participaron unos 60 barcos y en la que a lo largo de su recorrido se llegaron a fundar siete colonias. No se sabe con exactitud hasta donde llegaron en su aventura, pero las descripciones nos hablan de una montaña muy alta que arrojaba fuego y que denominaron "el trono de los dioses", que ha hecho sospechar a los expertos que la expedición Hannon llegó a alcanzar el Camerún.
En el año 330 a.C., Piteas organizó una expedición rumbo al Círculo Ártico,
surcando el Mar Báltico a través de los peligrosos témpanos flotantes de
hielo. En la narración de sus aventuras aparecen aspectos que confirman
completamente la veracidad de esta expedición, como la descripción con todo
rigor de las interminables noches polares, un fenómeno desconocido en el
mundo mediterráneo.
AUSTRALIA DESTINO FINAL
Algo parecido tuvo que suceder en la narración que nos hace un conjunto de jeroglíficos ubicado en un lugar un tanto extraño y alejado de las correrías de los antiguos egipcios. Nos referimos a Australia, y más exactamente al Parque Nacional del Valle del Cazador, al norte de Sidney.
Sobre las rocas de un monte aparecen más de 250 jeroglíficos egipcios, entre los que destaca en un cartucho el nombre de Djedf-Ra (Diodefre), hijo de Keops y nieto de Snefru, lo que sitúa este hecho histórico dentro del Antiguo Imperio y más exactamente durante la IV Dinastía.
En estos jeroglíficos se narra la aventura de una expedición al mando de Djes-Djes-Eb, un noble egipcio que junto a su tripulación naufraga en tierras extrañas, y en las que después de pasar muchas calamidades fallece por la mordedura de una serpiente venenosa.
En Queensland, otra zona de Australia, fueron encontrados varios escarabajos sagrados egipcios y la estatua de un babuino, un animal desconocido en estos parajes y al que los egipcios usaban al igual que al pájaro ibis, para representar al
dios de la ciencia, Thot. Otra de estas curiosas estatuas fue localizada en Leura, en las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur.
En este mismo lugar, cerca de la localidad de Kyogle, la hija de un agricultor encontró en el campo un amuleto de ámbar con forma de obelisco y extrañas inscripciones. Expertos del Museo de Departamentos de Minas dictaminaron que el amuleto era egipcio y que su antigüedad alcanzaba los 5.000 años.
En una cueva de Tierra de Arnhem existe el dibujo de un Ojo de Horus, e incluso en el Museo de Katoomba se pueden ver diferentes monedas localizadas en distintos punto de Australia de origen egipcio y romano.
Dos estatuas fueron
halladas junto al Río Hawkesbury en Nueva Gales del Sur, y en ellas aparecen
las cabezas de dos hombres con unos claros rasgos faciales semíticos. En el
Museo de Perth se puede ver un plato descubierto en 1972 de origen fenicio,
donde aparece una estrella de David junto a caracteres fenicios y egipcios.
La presencia de "boomerang" en relieves egipcios que ya en su momento aparecieron en la tumba de Tutankamon constituye uno de los mayores misterios, ya no sólo por su presencia en tierras del Nilo, sino incluso por su utilización por parte de los aborígenes australianos.
A finales del siglo XVIII fue descubierta la existencia de este extraño artilugio con increíbles capacidades aerodinámicas producto de muchos años de estudio y que no deja de representar todo un anacronismo histórico dentro de estos pueblos primitivos.
Sin embargo no todos los "boomerang" utilizados por los aborígenes tienen la propiedad de regresar a su punto de partida una vez lanzados, e incluso esta característica era desconocida para muchos de ellos. Sólo algunas tribus eran poseedoras de introducir esta capacidad en la construcción de los "boomerang" que fue heredada en tiempos remotos.
Esta circunstancia nos ha hecho pensar que, la fabricación de los "boomerang" estaba en pleno proceso involutivo a la llegada de los descubridores europeos a Australia, y que sólo algunas tribus de aborígenes conservaban una técnica, una estética y una calidad de acabado capaces de obtener la forma aerodinámica perfecta para ser dotados de la capacidad de regresar de nuevo una vez lanzados.
El uso que hicieron los egipcios de los "boomerang" parece que fue el de arma de mano, y ocasionalmente como arma arrojadiza para la caza. A pesar de ello se han encontrado "boomerang" perfectos, capaces de volver de nuevo al punto de lanzamiento, una característica que desconocían y que es sinónimo del origen exterior de esto artefactos.
Una de las más famosas "pirámides" se puede localizar en Gympie, al norte de Queensland, una construcción escalonada de unos 40 metros de altura, dónde curiosamente se encontraron numerosas piezas con representaciones de escarabajos sagrados y la estatua de uno de los "babuinos" a los que hacíamos referencia anteriormente.
Según las tradiciones aborígenes, esta y otras construcciones megalíticas existentes en toda Australia fueron realizadas por una raza de gigantes (se pueden ver huellas de pisadas fósiles de un tamaño gigantesco de fisonomía humana en estratos de esquisto en las Montañas Azules, Nueva Gales del Sur).
Oficialmente esta construcción es achacada a agricultores
inmigrantes llegados a Australia en el siglo XIX, que levantaron terrazas
para el cultivo, pero que la mala calidad del terreno les hizo abandonar.
Otra de estas construcciones piramidales más famosas se localiza cerca de Port McQuarie, en Nueva Gales del Sur. Para su construcción se emplearon
bloques de piedra que en algunos casos alcanzaban las 40 toneladas. También
cerca de Gordonvale, al sur de Cairns existe otra construcción de tipo
escalonado.
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