Algunas tribus como la Olmeca y la Tolteca, quienes ahuyentaron a los gigantes hacia el norte y otros hacia el sur, siguiendo la costa del Pacífico hasta Centroamárica. Gracias a los testimonios recabados por los padres evangelizadores de los indígenas, se ha preservado hasta nuestros días estas crónicas: Un padre jesuita Fray José Mariano Rothea, hace mención a este éxodo masivo de gigantes:
Otro evangelizador del siglo XVI, Fray Andrés de Olmos, hace una descripción sobre los homínidos mexicanos:
Las huellas dejadas por estos gigantes en la historia, no
sólo fueron en México sino se extendieron hasta
Sudamérica. El capellán Pedro Cieza de León, que
acompañó a los conquistadores a derrocaron a los Incas
en el siglo XVI, sus fuentes afirmaron que dichos seres
tenían una aspecto horrendo y que iban vestidos en
pieles o andaban desnudos, y que se dedicaban a la
rapiña y la matanza, según relata Cieza:
|