Aventureros
Españoles enviados por Carlos I de España en el siglo
XVI, encontraron la ciudad de Tiahuanaco
en Perú, ya casi abandonada por los indios que
vivían en el área, supieron que los Incas habían estado
ahí, cien años o quizá más antes que ellos, y que habían
encontrado la misteriosa ciudad ya casi destruida y
aparentemente desierta desde mucho tiempo antes, cundo
preguntaron sobre el origen de la ciudad sólo pudieron
responder hablando de la tradición que dice que:
Tiahuanaco
fue construida en una sola noche después de la crecida
por gigantes desconocidos. Pero se olvidaron de una
profecía de la venida del Sol y fueron aniquilados por
sus rayos, y estos lugares fueron reducidos a cenizas.
Tiahuanaco está enclavada a 4,000 Mts. de
altitud sobre el nivel del mar, en el alucinante
altiplano Peruano Boliviano, a orillas del lago
Titicaca. Poblada por los pueblos Incas alrededor del
siglo II de nuestra era. Los Incas hablaban de los
habitantes originales de la ciudad y de su fundador,
Kon Tiki, más tarde llamado Viracocha, fue un
hombre Dios blanco y barbado al que se le ha relacionado
estrechamente con el Quetzalcóatl de México (para
mas información, ver nuestra Sección
"Tiahuanaco").
Según relatan los que han visitado Tiahuanaco,
se experimenta la sensación de estar en otro mundo: Un
mundo de gigantes. Los enormes bloques de piedra
finamente ajustados, el monumento llamado la puerta del
sol a la entrada de la ciudad es un arco tallado de una
sola piedra y mide tres por cuatro metros y tiene una
serie de grabados que representan un calendario ritual
de 260 días, correspondientes al año Solar Venusino.
Dice una antigua leyenda, que en la noche de los tiempos,
llegó a este mundo, una mujer celeste a sembrar la raíz
de una nueva raza de hombres de origen Divino. Esta
mujer fue llamada por sus descendientes Orejona, por sus
largas orejas; se dice también que esta mujer tenía sólo
cuatro dedos en cada mano y que una vez terminada su
labor se marchó para siempre en su carro celeste. Los
hijos de este ser se multiplicaron y poblaron la zona,
en donde nació más tarde otra leyenda que hable de un
hombre Dios llamado
Kon Tiki, que arribó del mar para enseñar a los
nativos la ciencia de la astronomía, matemáticas y
técnica para poder construir tan colosales ciudades como
Tiahuanaco. Al igual que Orejona, cuando Kon Tiki,
se marchó hacia el mar por donde había venido.
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