Estos 15 círculos máximos, 12 pentágonos con 10 triángulos M. R. cada uno, y 62 intersecciones, forman la malla energética que rodea la Tierra, pero dada la extensión de esos, M. R. de más de 4.000.000 de kilómetros cuadrados (dos tercios de Australia), hay pocas oportunidades de que algunos de estos focos y líneas se ubiquen en países. Se supone que los tres distintos tipos de cruces, los de pentágonos del dodecaedro, con cinco líneas, los triangulares del icosaedro, con tres y los de los rombos, que comprenden 4 M. R., con dos, tienen propiedades distintas, y entre los del mismo tipo, incluso polaridades opuestas, lo que genera corrientes energéticas por las líneas que los unen. El tipo pentágono con 5 líneas que aparentan los rayos, es el más espectacular, y precisamente uno de ellos, se halla en el cogollo del famoso Triángulo de las Bermudas.
Naturalmente, ello si nos referimos a la red básica, pero si unimos entre sí, otros cruces de círculos máximos distintos, se forma otra tupida red de círculos máximos, que llamaremos secundaria. En ella, entre los ángulos centrales de los pentágonos, como bisectrices, salen otros 5 círculos máximos. Los cruces de tres círculos de los triángulos icosaédricos contienen a su vez nueve más, y los cruces de dos líneas entre cuatro M. R., nada menos 10 círculos máximos más. Asemeja a una tela de araña de círculos que pasan por otros muchos lugares. Precisamente, algunos Leys o Venas de Dragón, termino que se utiliza en Feng Shui, para designar las líneas de fuerza de la Tierra, coinciden con ese trazado que parece secundario, pero puede ser más importante desde el punto de vista energético, que la red básica de 15 círculos, ya que el número de círculos que pasan por un mismo nudo es mayor.
El matemático Buckminster Fuller, pasó la mayor parte de su vida investigando mediante técnicas microfotográficas, una esfera elástica sometida a tensión, como un globo hinchado, encontrando una elaborada y compleja malla de tensiones vectoriales similar a las líneas antes descritas.
Nos hemos limitado a exponer los antecedentes históricos, la geometría, con la descripción de las líneas, las figuras que forma en la superficie terrestre, los distintos tipos de cruces, y los lugares en donde se ubican unos pocos de ellos, que creemos más significativos, y que se detallan en la parte gráfica.
Cuando los antiguos Egipcios se tomaron el trabajo de estudiar y plasmar esta red, sería para algo más tangible que una mera especulación filosófica. Ante todo, los mejores estudios se han efectuado en nudos y líneas secundarias y terciarias que coinciden con los Leys. En 1.977, Paul Devereux emprendió el Proyecto Dragón, a través del cual un equipo multidisciplinar de científicos efectuó gran número mediciones de ultra e infrasonidos, campos magnéticos, ionización y radioactividad. Lo más inexplicable fueron las determinaciones de partículas B, con un scintilómetro.
Estos registros eran totalmente distintos a los de las zonas circundantes, estaban modulados por las fases lunares, la salida y puesta del Sol, y eran mucho más intensos durante los Equinoccios. También se han efectuado estudios en las redes de Curry y Hartmann, para localizar puntos en los que las energías nocivas afectan a la salud de hombres y animales. Pero de la gran red, aparte de particularidades sobre de los lugares donde se ubican estos nudos, sabemos muy poco.
Es el caso de las CAT, Clear Air Turbulence (Turbulencias en Aire Tranquilo), perturbaciones no detectables por el radar y que han sido causa de cierto número de accidentes de aviación. Un aumento de la gravitación local de sólo un 5 o 10%, no afecta para nada al vuelo de un avión, que en virajes y baches soporta esfuerzos muy superiores, pero si este aumento persiste durante unas horas, atrae el aire de la zona, y lo va acelerando, creando una corriente descendente, que pueden llegar a cientos de kilómetros por hora. Al no intervenir diferencias de temperaturas que afectan a la densidad del aire, no son detectables por el radar. Si un avión en su ruta, se mete en una de ellas, es arrastrado hacia el suelo a esa velocidad, sin que nada se pueda hacer para evitarlo, sólo mantener su control, esperar a que esta corriente sea estrecha y salir pronto por el otro lado. Con mala suerte puede perder hasta 10.000 pies de altura.
La estructura del avión normalmente aguanta, pero los pasajeros, si no van con el cinturón, son proyectados contra el techo. Esto es lo que pudo ocurrir hace unos quince años durante un vuelo Charter de la compañía Aviaco. Un DC-8 en ruta desde Santiago de Chile a Paramaribo, repentinamente y sin que apareciera previamente nada sospechoso en la pantalla del radar, experimentó una súbita pérdida de sustentación. Unos cuantos pasajeros que no llevaban el cinturón, salieron despedidos hacia el techo, rompiéndolo. Una azafata, que tras servir las bebidas a los pasajeros acababa de sentarse en el trasportín, rompió el panel superior con la cabeza. Los carros de bebidas saltaron por los aires, así como las balsas salvavidas, que rompieron sus sujeciones y salieron despedidas de sus alojamientos. Mientras el avión caía, todos se quedaron pegados al techo gritando y pataleando. Cuando salió de esta turbulencia, en la que descendió 3.000 metros de altura, todos cayeron violentamente. La azafata, cuyo asiento se había plegado contra el suelo estuvo varios meses de baja a causa de las heridas sufridas durante este incidente.
En relación a lugares sagrados, una línea secundaria que parte del nudo argelino la bisectriz del ángulo que forma su meridiano con la que pasa por Budapest, es un círculo que da con otro nudo situado al noreste de Siberia, cerca del Mar de Okhotsk, por donde pasa el meridiano que también atraviesa el Monte Fuji. A los Japoneses les choca la ubicación de Montserrat, justamente en esta línea que quizás por ignorancia catalogamos como secundaria. La predisposición a la apertura de portales interdimensionales en algunos de estos lugares puede estar asociada a la aparición de ovnis, lo que hace que los avistamientos sean más numerosos. Se trata de un hecho perfectamente constatado y tenido en cuenta en las estadística ufológicas.
Esta misma facilidad de conexión con dimensiones situadas en niveles más elevados, según algunos expertos en energía libre, facilitaría el funcionamiento de algunos de estos generadores que captan la energía del punto cero, desde un nivel dimensional superior, y que por ahora funcionan de manera irregular, esporádica, y cuando se trasladan fallan estrepitosamente, lo que impide su utilización práctica. Para lograr un funcionamiento regular habría que ubicarlos en alguno de estos lugares portal. También podemos pensar, que algunos ovnis utilizan este truco, y por eso se les ve en esos lugares. Ello, junto con las ventajas de tipo humano ya mencionadas, podría llevar en un futuro a una revalorización de estos terrenos donde se ubican estos nudos o líneas.
Todo ello, requiere un conocimiento mucho más profundo de la red, con sus niveles secundarios y terciarios.
Aplicando la geometría esférica, no sería difícil diseñar un programa informático que uniendo todos estos puntos por círculos máximos, nos trazase las líneas de una determinada región del mapa en los tres niveles mencionados, y nos señalase las coordenadas de los puntos de cruce más activos, que habría que comprobar sobre el terreno.
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