CAPITULO DIECISÉIS - La personalidad multidimensional

No hace mucho tiempo un joven profesor de psicología me llamó y me pidió hablar ante su clase en la universidad local. Se trataba de un pequeño grupo de alrededor de quince estudiantes, por lo que sugerí que mejor vinieran a mi departamento. La actitud del hombre se hizo muy clara en el mismo minuto en que llegó a la puerta. Por sí mismo no tocaría a una médium ni con un palo de tres metros; pero puesto que éstas existen y él conocía a una, se sintió obligado a "exponer" a sus estudiantes al fenómeno; e indudablemente se dio un golpecito de felicitación en la espalda por su amplitud de criterio.

Durante dos horas y media hablé de los potenciales de la personalidad humana y la necesidad de reconocerlos, desarrollarlos y usarlos. Lo mejor que pude, expliqué qué eran la telepatía, la clarividencia y la precognición, y qué experimentos podrían llevarse a cabo para mostrarlos en operación. Por último, sugerí que los estudiantes hi­cieran un ejercicio, semejante al que a veces uso en mis propias clases. Atrás de mi puerta se pegaría cada día un esbozo que sirviera como blanco. Las muchachas tratarían de "recoger" una impresión del di­bujo que se tenía como blanco y reproducirlo. Yo remitiría mis dibu­jos al profesor, al terminar el tiempo marcado, y él podría juzgar los aciertos y los fracasos por sí mismo.

Con todo cuidado, según pensé, expliqué que la sugestión era muy importante y pedí al profesor que durante las pruebas mantuviera una actitud objetiva. Pero, como más tarde descubrí a través de una de sus estudiantes, su actitud fue cualquier cosa menos que objetiva y difícilmente científica. Dejó que la clase supiera, a través de sus declaraciones y conducta general, que él consideraba que tales ensayos se hallaban fuera de toda consideración seria. Y, cosa bastante rara, los resultados no fueron malos en lo absoluto, aunque su actitud de tan pobre que sólo cinco jóvenes participaron en el experimento. Yo sugería que él también intentara participar, mas no quiso hacerlo; y su ac­titud descorazonó tanto a los estudiantes que más tarde pudo decir que el bajo número de participantes hacía que las pruebas resultaran imposibles de evaluar, y desechó todos los aciertos como mera coinci­dencia.

El profesor era ciertamente inteligente, atractivo y serio. Si nos hubiéramos conocido bajo circunstancias diferentes, probablemente me hubiera agradado; pero no quiso reconsiderar o evaluar sus ideas pre­concebidas sobre la naturaleza de la personalidad. Perdió una oportu­nidad de ampliar su perspectiva y, quizá, encontrar el tipo de evidencia que lo convencería de que la personalidad humana era mucho menos limitada de lo que él suponía.

Este episodio y algunos otros similares, me hablan hecho desconfiar de estos encuentros con los llamados académicos objetivos. Pero no todos los psicólogos son de mentalidad tan estrecha e intelectualmente rígidos. El año pasado, una de mis estudiantes estaba tomando un curso de psicología en las sesiones nocturnas de la universidad local y, con aliento por parte del profesor, frecuentemente discutía lo concerniente a Seth y nuestras clases de PES. Mi estudiante quería hacer uno de los trabajos que se le requerían, sobre la índole de la personalidad como la explicaba Seth; y preguntó a éste si estaba dispuesto a celebrar una sesión especial para este propósito. Su deseo era grabarla y reproducirla para la clase del colegio.

Seth estuvo de acuerdo y dedicó una clase entera a la sesión. Ade­más, tenía algunas cosas interesantes que decir respecto a su propia realidad. En cierta forma, no es el tipo de discusión profunda que Seth solía dar en una de nuestras sesiones privadas, mas contiene una exce­lente descripción condensada de sus teorías sobre la personalidad, para aquellos que no poseen conocimiento previo sobre el Material de Seth. Por tal razón, usaré extractos de ella para abrir este capítulo.

En la sesión se encontraban alrededor de diez de mis estudiantes re­gulares. Seth estaba en su apogeo: sonriendo y a menudo intercalando en el material serio algunas bromas ligeras o comentarios. La mayor parte del tiempo hablaba directamente a la estudiante que solicitó la sesión, o se dirigía a los sesenta componentes de la clase de psicología, que no estaban presentes. Toda la sesión abarcó alrededor de seis pá­ginas a renglón seguido.

Seth empezó diciendo: "La identidad no es lo mismo que la personalidad. La personalidad representa únicamente aquellos aspectos de identidad que tú eres capaz de actualizar dentro de la existencia tridi­mensional... La personalidad puede ser moldeada por las circunstan­cias, en tus términos; pero la identidad usa las experiencias y no se ve barrida a tontas y locas.

"Es cierto que no hay limitaciones para el yo y, en cierto modo, puedes decir que el yo se extiende para abarcar el ambiente. Las teo­rías corrientes respecto a la naturaleza de la personalidad no toman en consideración la existencia de la telepatía o la clarividencia o el hecho de la reencarnación. Lo que tienes, en efecto, es una psicología unidimensional. No obstante, la identidad funciona en muchas dimen­siones..."

Posteriormente Seth se dirigió a los miembros de la clase universita­ria, para los que se reproduciría la grabación. Más tarde, todos pensa­mos que esta sesión resultó festiva en cierto modo: ¡una personalidad invisible, en nuestros términos, dirigiéndose a una clase de psicología ausente, sobre la índole de la personalidad! No obstante, Seth ciertamente sabía lo que hacía, pues utilizó su propio método no ortodoxo de comunicación como ejemplo pertinente.

"Tienen aquí (en la sesión misma), una demostración provocativa de la naturaleza de la personalidad -dijo-, pues mi personalidad no es la de Ruburt ni es la mía. Yo no soy una personalidad secundaria, por ejemplo. No hago intento alguno por dominar la vida (le Ruburt ni ciertamente esperaría que él lo permitiera. Yo no represento ningu­na porción reprimida del propio ser de Ruburt. Como todos los que están aquí lo saben, él mismo difícilmente es del tipo reprimido.

"Le he ayudado a que su propia personalidad funcione más efecti­vamente. Él es capaz de usar sus propias facultades de una manera más plena; pero eso difícilmente puede considerarse un crimen psicológico. Los hechos son, querida clase de psicología y profesor, que todos ustedes son más de lo que saben. Cada uno de ustedes existe en otras realidades y otras dimensiones y el yo que llaman ustedes mis­mos, no es sino una pequeña porción de sus entidades totales.

"Ahora bien, en los sueños ustedes tienen contacto con otras partes de sí mismos. Esta comunicación prosigue constantemente; pero sus egos están tan enfocados en la realidad física y la supervivencia dentro de ella, que no escuchan la voz interior. Deben comprender que lo que son no puede verse en un espejo. Lo que ven en un espejo no es sino un reflejo opaco de su verdadera realidad.

"No ven a su ego en el espejo. No ven a su subconsciente. No ven el yo interior en un espejo. Éstos no son sino términos para expresar la parte de ustedes que no puede verse o tocarse. Pero dentro de los yos que ustedes conocen, se halla la identidad prima, el yo interior total. Este yo total ha vivido muchas vidas, ha adoptado muchas personali­dades. Es una personalidad de esencia de energía, tal y como soy yo. La única diferencia es que no estoy materializado dentro de materia física. No se adquiere súbitamente un 'espíritu' al morir. Ustedes son uno, ahora."

Luego, con una sonrisa, Seth adelantó más en la cuestión de su pro­pia existencia. . . y la mía. Empezó por decir que siempre se había cuidado de que yo mantuviera un buen equilibrio entre el reposo y la actividad. Luego, se dirigió al profesor de la clase de psicología.

"Usted puede, si así lo desea, llamarme una producción subcons­ciente. No disfruto particularmente con tal designación, puesto que no es cierta; pero si usted me llama una extensión subconsciente de la pro­pia personalidad de Ruburt, entonces debe convenir que el subcons­ciente es telepático y clarividente, puesto que yo he demostrado facul­tades telepáticas y clarividentes. Así como, permítame recordarle, lo ha hecho Ruburt por sí mismo. . . Sin embargo, a menos que usted esté dispuesto a atribuir al subconsciente tales habilidades (y la mayoría de sus colegas no lo admiten), entonces no puedo considerarme como te­niendo tal origen subconsciente.

"Si usted está dispuesto a conceder este punto, entonces tengo otros argumentos. Mis recuerdos no son los recuerdos de una mujer joven. Mi mente no es la de una joven. He estado acostumbrado a muchas ocupaciones y Ruburt no tiene recuerdo de ellas. No soy una imagen paternal de Ruburt ni soy la personalidad masculina que se esconde en el fondo de la mente femenina, ni nuestro amigo Ruburt tiene tenden­cias homosexuales. Soy simplemente tina personalidad de esencia de energía, no materializada ya, en forma física.

"La personalidad y la identidad no dependen de la forma física únicamente porque usted piensa así, es que encuentra esta forma de actuar tan extraña. . . Usted adopta un cuerpo corno un viajero del espacio porta un traje espacial y, en gran parte, por la misma razón."

La clase de psicología estaba sumamente interesada en la realidad de Seth, tanto como en la índole de la personalidad y él lo sabía bien. Sonriendo, Seth agregó: "Otro punto más: estas sesiones son progra­madas y, por lo tanto, funcionan bajo ciertas condiciones controla­das. La propia personalidad de Ruburt no se ve amenazada por ellas de ningún modo, y su ego se Ira cuidado y protegido. No se le ha hecho a un lado. En vez de ello, se le han enseñado nuevas habilidades.. . Yo no fui artificialmente 'traído al nacimiento' mediante hipnosis. No hay manipulación indebida de características de personalidad aquí. No hay histeria. Ruburt me permite usar su sistema nervioso bajo con­diciones altamente controladas. No se me da un permiso en blanco para hacerme cargo de las cosas como me plazca, ni yo deseo tal arreglo. Tengo otras cosas que hacer."

Hasta donde puedo ver, la referencia de Seth a la hipnosis tenía que ver con el "adiestramiento" por el que pasan algunos médiums, en los que se usa la hipnosis para iniciar y estabilizar el estado de trance y, ocasionalmente, para producir las comunicaciones de personalidades de "control". Esto no ocurría en mi caso. Toda la cosa era espontá­nea. Aun cuando yo sé cómo usar la autohipnosis ahora, por haberla estudiado en años pasados, nunca la he utilizado para una sesión.

Seth puso fin a esta discusión esbozando varias formas para desa­rrollar la conciencia del yo interior. Este material se presentará en un capítulo posterior. Mi estudiante reprodujo la cinta durante su si­guiente clase en el colegio y, en virtud de que tomó más tiempo del que se le había asignado, el profesor de psicología y algunos de los estu­diantes se dirigieron a la casa de ella para escuchar toda la cinta y dis­cutirla.

La personalidad de Seth, claro está, entra en la cinta mejor que en la página escrita, porque sus inflexiones y connotaciones son obvias. Asimismo, grabamos algunos momentos de nuestra conversación per­sonal, por lo que mi voz normal podía compararse con la de Seth. Hasta la sesión privada que parece más una conferencia, siempre se aviva por los gestos de Seth y esto resulta más marcado cuando se está dirigiendo a un grupo.

Si se conoce que sobrevivimos a la muerte, ¿qué parte de nosotros sobrevive? Como Seth nos dio más material sobre la reencarnación y el yo interior, naturalmente nos hicimos esa pregunta. El tener un yo total puede ser magnífico; pero si mi yo, como Jane Roberts, queda engolfado por él después de la muerte, entonces para mí eso no es una verdadera supervivencia. Es como decir que el pez pequeño sobrevive cuando es comido por uno más grande, porque viene a formar parte de éste.

Pero, de acuerdo con Seth, ninguna individualidad se pierde nunca. Existe siempre. El truco aquí es que el yo no tiene fronteras, excepto aquellas que acepta debido a ignorancia. Nuestra conciencia indivi­dual crece, y con su experiencia forma diferentes "personalidades" o fragmentos de sí misma. Estos fragmentos (y Jane Roberts es uno de ellos), son enteramente independientes respecto a acción y decisión; no obstante, los componentes psíquicos internos se hallan constantemente en comunicación con el yo total del que son parte. Estos momentos'" por sí mismos crecen, se desarrollan y pueden formar sus propias entidades de "gestadas de personalidad" o, si se prefiere, al­mas enteras.

Seth dice que, incluso en esta vida, cada uno de nosotros posee va­rios egos; únicamente aceptamos la idea de un ego como una especie de simbolismo taquigráfico. El ego en cualquier momento determina­do en esta vida, es simplemente la parte de nosotros que "sale a la su­perficie", un grupo de características que el yo interior usa para resol­ver varios problemas. Hasta el ego, como pensamos de él, cambia constantemente. Por ejemplo, la Jane Roberts de ahora es diferente a la Jane Roberts de hace diez años, aunque "yo" no he estado cons­ciente de mi cambio particular de identidad.

Mis propias experiencias me convencen que soy algo más que mi yo normal, el yo al que me refiero como "yo". Al obtener información clarividente, por ejemplo, alguna parte de mí sabe lo que la parte de Jane ordinariamente no sabe. Esta porción del yo comunica el conoci­miento al ego de Jane. Creo que esto ocurre no sólo en el caso de PES, sino también en relación con la inspiración artística: sintonizamos con una porción más conocedora de nuestras propias identidades.

Por supuesto, estas aptitudes no significan mucho, a menos que se aprenda a usarlas, y experimentarlas uno mismo. Al principio de nues­tras sesiones, Seth describió lo que e llama Sentidos Internos: méto­dos internos de percepción que expanden la conciencia normal y nos permiten darnos cuenta de nuestra propia existencia multidimensional. Fue algún tiempo antes de que entendiéramos plenamente qué significaban estas cosas y cómo podríamos usarlas y todavía estamos aprendiendo a utilizarlas de modo más efectivo.

Como ya se mencionó antes, lo que Seth nos dijo en sesiones estaba también respaldado por lo que ocurría en ellas. Cuando nos habló sobre potenciales latentes, nos encontramos descubriendo el nuestro propio. En gran medida, entonces, nuestras experiencias personales corroboraron las teorías de Seth. Por ejemplo, la sesión 138, el 8 de marzo de 1965, es un caso concreto.

Esa noche Seth apenas estaba dando principio a su material sobre personalidad como acción. Las ideas que presentó son básicas para sus teorías generales de identidad y, puesto que trata con algunas de las características de la conciencia, son también una base para mate­rial posterior sobre el concepto de Dios.

Por esta época celebrábamos sesiones en la alcoba, que es muy pe­queña y tiene una ventana que mira a un gran patio. Estábamos en verano y casi nadie estaba enterado todavía de las sesiones y la potente voz de Seth, que se elevaba en el aire nocturno, hubiera suscitado preguntas que todavía no estábamos listos para contestar. Como lo había hecho desde el principio, Rob se hallaba sentado con papel y pluma en ristre, tomando notas al dictado. Con frecuencia sentía mucho calor, puesto que solíamos cerrar la ventana para mantener las sesiones tan privadas como se pudiera, particularmente si se considera que algunos vecinos frecuentemente se sentaban a tomar el fresco en el patio. (El calor nunca me molesta cuando me encuentro en trance, aun cuando de otro modo soy muy susceptible a él.)

Al leer los extractos, se podrá ver que Seth daba indicios respecto a lo que iba a venir. Algunos de ustedes, leyendo entre líneas, tal vez incluso adivinen lo que se reservaba para nosotros.

"La identidad puede calificarse de acción que está consciente de sí misma. Para propósitos de nuestra discusión, los términos `acción' e `identidad' deben quedar separados; pero, básicamente, no existe tal separación. Una identidad es también una dimensión de existencia, ac­ción dentro de acción, un desenvolvimiento de acción sobre sí misma y, mediante este entretejido de acción con sí misma, a través de esta reac­ción se forma una identidad.

"La energía de la acción, las obras de la acción dentro y sobre sí misma, forman identidad. No obstante, si bien la identidad está for­mada por acción, la acción y la identidad no pueden estar separadas. La identidad, entonces, es efecto de la acción sobre sí misma. Sin identidad, la acción carecería de sentido y significado, pues nada habría sobre lo que la acción pudiera actuar. La acción debe, por su misma índole, de sí misma y de sus obras, crear identidades. Esto se aplica desde lo más simple hasta lo más complejo.

"Una vez más, la acción no es una fuerza externa que actúe sobre la materia. En vez de ello, la acción es la vitalidad interna del universo interior -es el dilema entre el deseo y el ímpetu de la vitalidad interna de materializarse por completo y su imposibilidad para hacerlo.

"Este primer dilema resulta en acción, y de las propias obras de la acción sobre sí misma hemos visto que se forma la identidad, y que es­tas dos son inseparables. Por lo tanto, la acción es una parte de toda estructura. La acción, habiendo por sí misma y debido a su naturaleza, formado la identidad, ahora también debido a su naturaleza pare­cería destruir la identidad, puesto que la acción debe involucrar cam­bio y cualquier cambio parece amenazar la identidad.

"Sin embargo, es una noción equivocada el pensar que la identidad depende de la estabilidad. La identidad, debido a sus características, continuamente buscará estabilidad, mientras que la estabilidad es im­posible. Este es nuestro segundo dilema.

"Es este dilema entre los constantes intentos de la identidad para mantener estabilidad y el impulso inherente de la acción por el cambio, lo que resulta en el desequilibrio, el exquisito subproducto creativo que es la conciencia del yo. Pues la conciencia y la existencia no resultan de delicados equilibrios tanto como son hechas posibles por la falta de equilibrio, tan ricamente creativa que no habría realidad si se man­tuviera siempre el equilibrio.

"Tenemos una serie de tensiones creativas. La identidad debe buscar estabilidad, mientras que la acción debe buscar cambio; no obstante, la identidad no podría existir sin el cambio, puesto que es el resultado de la acción y es parte de ella. Las identidades nunca son constantes, como ustedes mismos no lo son, consciente o inconscientemente, de un momento al siguiente. Toda acción es una terminación, como ya se discutió antes. Y, no obstante, sin la terminación cesaría de existir la identidad, pues la conciencia sin acción cesaría de estar consciente.

"La conciencia. por lo tanto, no es una `cosa' en sí misma. Es una dimensión de la acción, un estado casi milagroso, hecho posible por lo que yo prefiero llamar una serie de dilemas creativos.

"Debería resultar bastante fácil ver cómo el segundo dilema evolu­cionó del primero. He dicho que el segundo resultó -y constantemente resulta-- en la conciencia del yo. Ésta no es la conciencia del ego. La conciencia del yo es todavía conciencia directamente conectada con la acción. La conciencia del ego es un estado resultante del tercer dilema creativo, que ocurre cuando la conciencia del yo pretende desligarse de la acción. Como esto es obviamente imposible, en virtud de que ninguna conciencia o identidad puede existir sin acción, tenemos el tercer dilema.

"Otra vez: la conciencia del yo implica una conciencia del yo inte­rior dentro de -y como parte de- la acción. La conciencia del ego, por otro lado, implica un estado en el que la conciencia del yo intenta divorciarse de la acción -un intento por parte de la conciencia para percibir la acción como un objeto. . .- y para percibir la acción como iniciada por el ego como un resultado, más que como una causa, de la propia existencia del ego.

"Estos tres dilemas representan tres áreas de realidad dentro de las cuales la vitalidad interior puede experimentarse, y aquí también tenemos la razón del por qué la vitalidad interior nunca puede lograr la materialización completa. La misma acción involucrada en el intento de la vitalidad por materializarse a sí misma se suma a la dimensión in­terior de la vitalidad misma.

"La acción (vitalidad interior) nunca puede completarse a sí misma. La materialización en cualquier forma que sea, de inmediato multipli­ca las posibilidades de materialización adicional. Al mismo tiempo, debido a que la vitalidad interior es autogeneradora, sólo una fracción diminuta de ella se necesita para sembrar un universo.

"De conformidad con la aseveración hecha con anterioridad, de que la acción necesariamente modifica aquello sobre lo que actúa (que básicamente es ella misma), entonces se desprende que la acción invo­lucrada en nuestras sesiones cambia la naturaleza de las sesiones. A. menudo he hablado de la conciencia como la dirección en la cual se en­foca un yo. La acción implica infinitas posibilidades de enfoque."

Mientras Seth entregaba el material que se acababa de leer, yo tuve una serie de experiencias continuas que eran nuevas para mí. No pude hablar con Rob respecto a ellas hasta nuestro descanso, claro está y, ciertamente, son casi imposibles de describir. Lo más que puedo hacer, es decir que conforme esta información estaba siendo transmitida verbalmente a Rob, me fue dada a mí también en una forma diferente. Me pareció estar dentro de la "acción", vagando por varias dimen­siones.

Sentí lo que Seth estaba diciendo, como si las palabras fueran tradu­cidas en experiencia subjetiva. Fue más bien como si fuera barrida dentro de alguna otra cosa, que como si hubiera sido, digamos, nega­da. Mi ego no estaba perdido, sino que se convirtió en parte de los conceptos de los que Seth estaba hablando. Yo estaba dentro de ellos, viendo hacia fuera.

Hacia el final de la sesión, Rob preguntó a Seth si podía, explicar lo que estaba ocurriendo. Seth repuso: "Ruburt está experimentando gestalts de acción. Al igual que toda otra conciencia, él es acción; pero esta noche está experimentando acción, en un pequeño grado, sin el intento usual del ego para separarse (de la acción).

"En nuestra última discusión mencioné que este material sería la base para sesiones futuras. Es cierto que a las sesiones se ha agregado otra dimensión y espero instruir a Ruburt siguiendo las líneas de la percepción directa cuando continuemos. Ya te dije que podrían espe­rarse tales cosas. Éstas son desenvolvimientos naturales y continuarán de acuerdo con su propia naturaleza en su propio tiempo. Espero que este último desarrollo involucrará otro más."

Esta, clase de evento empezó a suceder con frecuencia en las se­siones. Posteriormente lo dimos por supuesto, según pienso, sin com­prender qué impresión produjo en nosotros la primera vez, Mis expe­riencias por lo regular eran paralelas a cualquier información que Seth estuviera dando. De acuerdo con Seth, esto implica el uso de los Senti­dos Internos y mis experiencias tienen la intención de señalar la existencia de estas aptitudes no sólo en mí, sino como capacidades latentes en cada personalidad.

Seth dice que el cuerpo físico y sus sentidos son equipo especializa­do que nos permite vivir en la realidad física. Para percibir otras reali­dades, tenemos que usar los Sentidos Internos: métodos de percepción que pertenecen al yo interior y operan tanto si tenemos una forma físi­ca, como si no. Seth califica el universo como lo conocemos, como un sistema de "camuflaje", puesto que la materia física es simplemente la forma que la vitalidad (la acción) asume dentro de ella. Otras reali­dades son asimismo sistemas de camuflaje y, dentro de ellas, la conciencia también posee equipo especializado, diseñado para sus carac­terísticas peculiares. Pero los Sentidos Internos nos permiten ver abajo del camuflaje.

Estos Sentidos Internos pertenecen a los yos totales de los que so­mos parte. Cada yo total ayuda e inspira sus personalidades. Comen­zando con la personalidad como por lo regular pensamos de ella, "hay, después del ego funcional, tina capa material subconsciente personal. Abajo de éste se halla el material racial que tiene que ver con la especie como un todo; y abajo de éste, sin distorsiones y tuyo con sólo pe­dirlo, está el conocimiento inherente al yo interior, perteneciente a la realidad como un todo, sus leyes, principios y composición.

"Aquí se encontrará el conocimiento innato concerniente a la creación del universo disfrazado, como lo conocemos, la mecánica invo­lucrada y mucho del material que te he dado. Encontrarás las maneras y medios por los cuales el yo interior, que existe en el clima (le la realidad], psicológica, ayuda a crear los diversos planos de existencia, cons­truye sentidos externos para proyectar y percibir éstos y las formas por las cuales las reencarnaciones tienen lugar dentro de los diversos siste­mas. Aquí encontrarás tus propias respuestas respecto a cómo el yo in­terior transforma energía para sus propios propósitos, cambia su forma y adopta otras realidades."

¡Todo un bocado! la que Seth está diciendo, es que cada uno de nosotros puede llegar al yo interior, que los Sentidos Internos nos ayudan a percibir otra realidad que no es tridimensional y que podemos lograr este conocimiento mediante la determinación y el adiestramiento. Comenzamos con nosotros mismos y viajamos a través de nuestra propia experiencia subjetiva, trabajando desde el ego hacia dentro.

Los sentidos físicos nos ayudan a percibir la realidad exterior que conocemos; y los Sentidos Internos nos permiten percibir a los interiores.

Hasta ello punto, Rob y yo liemos experimentado la mayoría de estos Sentidos Internos, hasta cierto grado. Tomemos uno bastante sencillo: el Tiempo Psicológico. Seth dice: "Desde dentro de su mar co, verás que el tiempo físico es tan semejante al sueño como tú alguna vez pensaste que era el tiempo interior. Descubrirás a tus yos totales atisbando hacia adentro y hacia afuera al mismo `tiempo' y encontrarás que todo tiempo es un tiempo y, todas las divisiones, simples ilusiones." Cuando hacemos "Tiempo Psi", como Rob y yo lo llamamos, nuestras experiencias parecen tener lugar fuera del marco de tiempo usual. Es algo así como cambiar velocidades, de tal modo que la per­cepción ocurre en un contexto diferente. El Tiempo Psi es el "tiempo" en que viajo cuando me estoy proyectando, por ejemplo. Cuando fui a California, en el episodio que se mencionó en el Capítulo 9, más de nueve mil kilómetros se recorrieron en media hora. Obviamente, en tiempo normal, esto sería imposible.

Sin embargo, una apreciación más a fondo de este tema requiere más información respecto a la naturaleza real del tiempo. De acuerdo con Seth, el yo interior no opera dentro del tiempo como lo conoce­mos, sino a través de la percepción que en gran parte ignora el tiempo como lo conocemos.

Se presenta entonces la cuestión: ¿Cómo podemos ignorar el tiem­po? ¿Qué hay en nosotros mismos, o en el tiempo, que permite desco­nectar uno del otro? A algunos de ustedes tal vez no les interesen tales preguntas; pero otros sentirán que son engañados si no se las contes­tan. Seth no ignora estos temas y ahora cierro este capítulo con algunos extractos donde los analiza. Aquí Seth explica parcialmente la índole del tiempo y demuestra por qué nos hallamos básicamente libres de él.

 

De la sesión 224: la personalidad y el tiempo

 

"El pasado existe como una serie de conexiones electromagnéticas que se mantienen en el cerebro físico y en la mente no física. Estas co­nexiones electromagnéticas pueden cambiarse...

"El futuro consiste en una serie de conexiones electromagnéticas en la mente y el cerebro también, y ésta es la única realidad que tú estás justificado en dar al presente.

"En otras palabras, el pasado y el presente son reales hasta cierto grado. En ocasiones el pasado puede llegar a ser más `real que el pre­sente' y, en tales casos, a las acciones pasadas se reacciona en lo que llamas el presente. Das por hecho que la acción presente puede cam­biar el futuro; pero las acciones presentes también modifican el pasado.

"El pasado no es más objetivo o independiente de quien lo percibe de lo que es el presente. Estas conexiones electromagnéticas que com­ponen el pasado, fueron hechas en gran parte por quien lo percibe de manera individual, y éste siempre es un participante.

"Por lo tanto, las conexiones pueden modificarse y tales cambios están lejos de ser infrecuentes. Ocurren espontáneamente, sobre una base subconsciente. El pasado rara vez es como tú recuerdas que fue, pues ya lo has reacomodado desde el instante en que ocurre cualquier suceso dado. El pasado está siendo constantemente vuelto a crear por cada individuo, conforme cambian las actitudes y asociaciones. Esta es una nueva creación real, no simbólica. El niño todavía se encuentra dentro del hombre, mas ya no es el niño que `fue', pues hasta el niño den­tro del hombre cambia constantemente.

"De hecho, las dificultades surgen cuando tales alteraciones no ocurren automáticamente. Ciertas neurosis a menudo son causadas precisamente debido a que el individuo no ha cambiado su pasado. Una vez más, la única realidad que puede asignarse al pasado, es la concedida a los símbolos, asociaciones e imágenes que existen electro­magnéticamente dentro del cerebro físico y la mente no fisica.

"Estoy hablando ahora según tus propios términos y esto debe en­tenderse, puesto que estoy simplificando las condiciones considerable­mente. Un cambio en actitud, una nueva asociación o cualquiera de las innumerables otras acciones, automáticamente establecerán nuevas conexiones electromagnéticas y romperán otras.

"Toda acción cambia toda otra acción... retrocedemos a nuestros principios esenciales. Por lo tanto, toda acción en tu presente afecta estas acciones a las que llamas pasado. Las ondas procedentes de una piedra lanzada, van en todas direcciones, y aquí me estoy adentrando bastante lejos en el limbo. Recordando lo que ya sabes de la naturale­za del tiempo, comprenderás que las fronteras aparentes entre pasado, presente y futuro, son únicamente ilusiones causadas por la cantidad de acción que puedes percibir físicamente.

"Por lo tanto, es posible reaccionar en el pasado a un evento que to­davía no ha ocurrido, y ser influenciado por tu propio futuro. Tam­bién es posible que un individuo responda en el pasado a un suceso en el futuro, que tal vez nunca ocurra en tus términos.

"Estoy seguro que recuerdas a la pareja que viste en la Playa York (este episodio se describió en el Capítulo 2)."

-Sí -contestó Rob, levantando la vista.

"Ahora bien, esta pareja representó una especie de proyección del tiempo, pues literalmente ustedes podían haber sido lo que ellos eran. Esto existió en ese presente como probabilidad. Percibiste esa porción del probable futuro y respondiste a ella, y la posible transformación de ustedes mismos en esas imágenes no ocurrió. Porque el pasado, presente y futuro existen simultáneamente no hay razón del por qué no puedas reaccionar a un suceso, bien sea que ocurra o no, para caer dentro del pequeño campo de realidad en el que tú usualmente obser­vas y participas.

"En un nivel subconsciente, reaccionas ante muchos eventos que to­davía no han ocurrido, en lo que concierne a la conciencia de tu ego. Tales reacciones son tamizadas cuidadosamente y no admitidas a la conciencia. El ego encuentra esos casos como distracciones molestas y, cuando se ve forzado a admitir su validez, recurrirá a las racionali­zaciones más absurdas para explicarlos.

"El yo interno puede de hecho percibir eventos que ocurrirán des­pués de la muerte física. Nunca ha sido prisionero del tiempo del ego. Sus percepciones meramente son inhibidas por el ego. El yo interno puede percibir eventos que le ocurrirán después de la muerte y aquellos en los que no está involucrado.

"Sin embargo, en todos estos eventos, existen incertidumbre, pues los eventos probables pueden verse con tanta claridad como los even­tos que tendrán lugar físicamente. Ningún evento está predestinado. Cualquier suceso dado puede cambiarse no sólo antes y durante, sino después de haber ocurrido. También aquí, no estoy hablando simbóli­camente y comprendo que me estoy exponiendo a fuerte crítica que ciertamente no puede contestarse esta noche.

"Existen, por ejemplo, limitaciones establecidas aquí que deben asentarse con toda claridad; pero, dentro de estas limitaciones, en­contrarás que los sucesos pueden cambiarse y de hecho, estás siendo cambiados constantemente, sin importar el hecho aparente de que en verdad ocurrieron.

"Todo esto se aplica a menos que, por supuesto, a un individuo se le lleve completamente fuera del sistema de tiempo físico. Un hombre asesinado no regresará entero e intacto a la vida física (aun cuando puede retornar como `espíritu', creyendo que todavía está vivo).

"En resumen: el individuo difícilmente se halla a merced de aconte­cimientos pasados, puesto que los cambia constantemente. Difícilmente se encuentra a merced de sucesos futuros, pues cambia éstos no sólo antes, sino después de que tengan lugar.

"De nuevo: el pasado es tan real como el futuro, ni más ni menos, pues el pasado existe únicamente como un patrón de corrientes elec­tromagnéticas dentro de la mente y el cerebro y éstas constantemente varían... Las acciones futuras de un individuo no dependen de un pasado concreto y terminado, pues tal pasado nunca existió."

íbamos a descubrir que estas ideas no eran simplemente teóricas. En el siguiente capítulo hablaré de una de las extrañas experiencias de mi vida, misma en la que fui sacada del mundo del tiempo y espacio y luego, igualmente de súbito, arrojada en él otra vez.

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